Francisco Cáceres Barrios
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Podrán tildarme de retrógrado, miope o de no querer el mejor futuro para el país, pero después de haberle dado muchas vueltas en mi cabeza a la noticia de que una entidad privada estaba por construir en lo que ahora es el Estadio del Ejército, el que forma parte del conjunto conocido como “Campo de Marte”, un complejo arquitectónico que incluiría nuevo estadio, sede oficial del Club Aurora FC, así como otras instalaciones tales como gimnasio, academias deportivas, centro comercial y hasta un pequeño hotel, lo que considero sería prudente analizar e investigar a fondo.

En primer lugar, me hice la pregunta: ¿de quién es el terreno? Para mí, que es del Estado y que valdría la pena averiguar cómo es que fue a parar a manos del Ministerio de la Defensa y luego resultara ser del Instituto de Previsión Militar, el que desde enero del presente año lo dio en arrendamiento por 52 años (2 para hacer planos y 50 para construir y usar el estadio y demás instalaciones) a favor de una entidad llamada Futeca. Su Gerente General, señor Javier Arzú, informó a un medio de comunicación que el IPM desde enero, había estado percibiendo10 mil dólares mensuales por el alquiler pero, que la cuota subiría en el 2017 a 21 mil hasta llegar a 35 mil durante 50 años, lo que a la primera impresión es un buen negocio.

Pero, disculpen si también por ignorancia me haya surgido otra pregunta: ¿cualquier entidad puede negociar, arrendar, ceder o traspasar lo que le pertenece al Estado, sin mayores trámites, previas autorizaciones y sin comunicar a la población lo pertinente? Yo creo que alguna entidad, entre ellas la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría General de Cuentas y hasta el mismo Congreso debieran investigar y averiguar a fondo estas transacciones, porque si vamos a seguir con este paso, otro problema como el del TCQ bien podría ocurrir más cerca de nuestras narices y culminar, más temprano que tarde, hasta poder arrendar, concesionar o dar en usufructo, como quieran llamarlo, el mismísimo Parque Central, el que en mejores tiempos podía ser utilizado por la población sin tener que pagar un centavo pero que últimamente ha sido utilizado para montar propaganda afeando su panorámica y hasta poniendo pistas de patinaje, toboganes como ventas de todo tipo y categoría, sabiendo bien que muchas de estas son verdaderos caldos de cultivo para todo tipo de enfermedades. ¿Qué tal? ¿No les parece que vamos de mal en peor? Finalmente, aclaro, yo también creo y quiero el progreso para nuestro país pero, por favor, siempre que todo sea transparentemente.

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