Jorge Mario Andrino Grotewold.
• @jmag2010

Cada 20 de junio desde el año 2001, se conmemora el Día Mundial de los Refugiados, concedida así por la Asamblea General de la Naciones Unidas mediante la resolución 55/76, en la que se unificó la situación de miles de personas que buscan refugio en todas las partes del mundo, derivado de terribles amenazas que aquejan su entorno, como la guerra, los desastres naturales, la falta de servicios básicos e inclusive la pobreza.

No todo migrante se considera refugiado, pero si cada refugiado es un migrante, que deja su tierra, su sociedad y su entorno para escapar de una amenaza real y mortal, que alcanza no sólo de forma inminente a su ser, sino en gran parte a su familia y a su grupo social. El refugiado huye de una persecución derivada de su raza, religión, grupo social, nacionalidad o creencia política, entre otros. Escapan de su país porque éste no puede defenderlos o bien es quien les persigue. Para ello, y ante la situación grave de diferentes países se aprobó una convención multilateral para la determinación del estatus de refugiados (1951) y se creó además, una instancia que le diera seguimiento a los múltiples pedidos de refugio y asilo, trabajara en conjunto con organizaciones especializadas en solucionar este terrible flagelo. Se empezó con los refugiados de la segunda guerra mundial.

El Alto Comisionado en materia de los refugiados establece primariamente dos aspectos: determinar prioritariamente las necesidades de los refugiados, su condición como tal, su entorno de sobrevivencia durante su trayecto y las condiciones de dignidad en las que la realizan; la segunda, se trata de coordinar con los Estados regularmente vecinos o bien que tengan mejores condiciones la aceptación de los refugiados en su territorio, que conlleva no sólo responsabilidad para su protección, sino también circunstancias como mejores condiciones de vida.

Alrededor del mundo, a quienes se les otorga el estatus de refugiados, derivado de la persecución por guerras civiles principalmente, cuentan con una protección internacional importante, porque no sólo alcanzan a ser protegidos por el mundo entero, sino que además los Estados que realizan la persecución, son puestos en agenda mundial para encontrar la situación que solvente su conflicto armado, su situación ambiental o cualquiera otra circunstancia que les permita a sus conciudadanos retornar a su cultura, su tierra y su herencia.

Guatemaltecos refugiados han sido recibidos en países como México, Honduras y Bolivia, entre otros, durante la época del conflicto armado interno, y aunque se realizan esfuerzos para lograr su repatriación, muchos de ellos no tienen hogares, familia o certeza de una vida más digna en su país que la que llevan en ese momento. Son migrantes que bajo un estatus de persecución se han alejado de su país al que tanto aman y a la vez odian.

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