Claudia Navas Dangel
cnavasdangel@gmail.com

Me resultas patética, comprando en TV Offer, fajas y calzones aprieta panzas, mientras te vas a las maquilas a buscar ropa buena, bonita y barata, y pidiéndole Equal a la mesera, mientras te comes tremendo trozo de pastel de chocolate y le estás echando el ojo a mi baguette con tocino y aguacate.

Igual me resulta tonto el chavo aquel que escribe poesía, que se le escurre la saliva por el labio inferior y le brinca abajito de la panza el hígado retorcido, pero que se apresura a colarse en la foto de sociales para la prensa mientras empuña en una mano la copa de vino y abraza con la otra al ojomeneado que tanto pela.

Ni que decir de los chavitos cool, bueno chavitos ya no, la verdad es que esa categorización ya no les corresponde, no les va siquiera, aún y cuando se sigan vistiendo deportivos, poniéndose pitas en los brazos y se metan las drogas más modernas, sus poses de rebeldes unos, y liberadas, las otras, no se las creen ni ellos.

Sos ridícula vos y ellos, y a veces sos de ellos, aunque en ocasiones te vicksean, pero así son ellos y vos también, poseros, reventados cada finde, lejos de Guate, para que no los pelen, lujuriosos tras beber, irreverentes de palabra, canchitos-itas, pelirrojitos-itas, pelo pintado en un salón caquero, con tatuajes de hena, ya se me está pegando tu anglicismo persistente, no más de estar sentado a tu lado mientras devoras el pastel y todavía ojeas las migas.

Son, somos la generación del desencanto, suena chilero vaaa, nada les gusta, nada les parece y no hacen nada, son la generación que va para 40, aunque no quieran y se embadurnen cremas y tomen antioxidantes y se pongan tenis y t-shirts e intenten acoplarse al reggaetón.

Sos verdaderamente patética, tonta y ridícula, con expresiones grotescas vestidas de alimentos light que se transportan en carro europeo pagado a plazos y el tanque en reserva.

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