Edith González

“Más vale caer con honor que ganar con fraude”
Sófocles

Entrada la noche del uno de octubre del año anterior, una tragedia altamente dolorosa se abatió sobre los habitantes de la colonia “El Cambray II”, en Santa Catarina Pinula, Guatemala.

Un total de 282 habitantes murieron tras el brutal derrumbe del cerro que estaba aledaño del asentamiento humano, provocando una de las peores tragedias ocurridas en el valle de la Capital. (Se estima que cien personas más quedaron sepultadas).

Y surge el vendedor de ilusiones, que resulta ser un gran farsante constructor de espejismos y destructor de sueños de las familias sobrevivientes, pues pasados ocho meses del doloroso suceso, “Mi querida Familia”, la colonia que ofreció el entonces presidente, resulta ser uno de los mayores fraudes en la historia de los desastres naturales en el país.

Un eufórico presidente en funciones, Alejandro Maldonado Aguirre, en silla de ruedas visitó a los damnificados que estaban en albergues, a finales de noviembre del año anterior y les ofreció que para Navidad comerían su tamalito en sus nuevas casas…

Ya pasó Navidad, llego el Año Nuevo y la Semana Santa; conmemoramos el Día de la Madre, el Día del Padre, nos aprestamos a conmemorar el Día del Ejército, la independencia patria y al paso que va llegaremos a la Navidad de este año y las “casitas”, siguen sin ser construidas, mientras las ilusiones de los sobrevivientes se han destruido junto con su espíritu.

El 30 de noviembre del año anterior se inició la construcción de la colonia para un total de 181 casas, pero a la fecha sólo 97 tienen paredes y concluidas 31.

Para el 3 marzo de este año en los albergues continuaban 32 familias, el 8 de junio quedaban tres familias albergadas, esperando las casitas, con olor a fraude. Y parte del mismo fue el engaño de entregar a cada familia Q2 mil 600 mensuales para que pudieran alquilar una vivienda mientras se pasaban a sus “casitas a comer el tamalito de Navidad”. Una sola entrega se hizo, y después, mil excusas, pero ya nadie recibió nada.

Hay que recordar que se recibieron millones de quetzales por donaciones del pueblo de Guatemala, del empresariado guatemalteco, del Congreso de la República, Taiwán, Banco Centro Americano de Integración Económica y migrantes guatemaltecos.

¿En qué se utilizó ese dinero? ¿Quién lo tiene si no se ha invertido? Es importante conocer respuestas a estas preguntas, pues no es posible que tras el fraude del cual fueron objeto los sobrevivientes, ahora no sepamos a dónde fue a parar ese dinero producto, en parte, de la solidaridad y buena fe de muchos guatemaltecos.

¿Sabía Maldonado Aguirre de qué hablaba cuándo ofreció casitas? O su ignorancia arrogante y poco interés en el seguimiento de su decisión le llevó a engañar a los damnificados, quienes el 17 de este mes, acudieron a la Corte Suprema de Justicia para exigir que se agilice el proceso por el caso de la tragedia.

¿Y ahora quién podrá ayudarlos? Si ya ni Alejandro Maldonado junior ocupa cargo en Conred, para tratar de desvirtuar el fraude.

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