Cuándo muchos se han colgado en el pecho una medalla de haber dado la «primavera democrática» de nuevo al país porque muchos afirman con certeza que con las manifestaciones en la Plaza de la Constitución se logró derrotar la corrupción y los excesos, no nos queda más que pensar que esa desmesurada satisfacción es un espejismo con el que parte de la ciudadanía se quiere congratular tras décadas de, no solo no hacer nada, sino participar y fomentar el retorcido sistema que solo ha funcionado para los mañosos.

Muchos dicen «ahora que ya cambiamos» o el famoso «ya no somos los mismos» y quieren enviar el mensaje de que hay que temerle a la población que organizada ejerció su poder para sacar a Otto Pérez y a Roxana Baldetti del gobierno.

Pero no hay nada más alejado de la realidad. Lo que sacó a los del Partido Patriota del poder, fue el avance de los procesos judiciales por lo que tuvieron que renunciar pues ya solo les quedaba salir capturados por las puertas de la Casa Presidencial. Si por ellos hubiera sido, hubieran entregado el 14 a las 14 aún con manifestaciones todos los sábados sin que nada hubiera pasado.

En el actual gobierno, para no ir muy lejos, se tiene como comisionado de la competitividad, Ministro de Finanzas, Canciller, Ministro de la Defensa y Ministro de Cultura, al menos, ocupados por funcionarios del gobierno de Pérez Molina y de Baldetti.

El Congreso, otro centro de poder político, está integrado por 158 personajes electos con el tenebroso sistema electoral que permite que cualquiera que esté dispuesto a vender el alma al diablo y se comprometa con el dueño del partido, puede llegar a volverse millonario haciendo transas con el Listado Geográfico de obras y poniendo su voto a disposición de los poderes reales.

La Corte Suprema de Justicia, sigue siendo la misma que fue electa por esas componendas entre los políticos que han saqueado al Estado en todos los gobiernos que hemos tenido y que vienen con el mandato de proteger a los que han sido y quieren seguir siendo los dueños de la finca.

Lo único que ha cambiado es que ahora hay una CICIG y un Ministerio Público que están haciendo su trabajo y que deberían seguir rompiendo barreras, como la del tiempo, para meter presos a los de los gobiernos anteriores.

Mientras tanto, el país sigue muy parecido a lo que teníamos. Si nos detenemos ahorita, tenemos una ley electoral que garantiza el saqueo, instituciones cooptadas y nuestra población viviendo en la miseria y la violencia. En el fondo, no mucho ha cambiado de raíz.

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