Gladys Monterroso
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“Se exige demasiada capacidad para los empleos modestos y demasiado poca para los importantes.” Madame de Genlis

En la historia de la humanidad han existido personajes muy particulares, por su presentación, actuar, hablar o ser, en el país, un personaje digno de estudio es el eterno alcalde capitalino (No entiendo que voten por él, pero así funciona el sistema).

El inquilino vitalicio del Palacio de la Loba ha demostrado poca diplomacia desde siempre, autoritario, soberbio y con marcados rasgos de actitudes abusivas, no le importa el efecto de sus acciones, así como en su día, le dijo a un niño que no se había esforzado en estudiar y que era Presidente, (Mal mensaje) como, otro día, manda a tirar la venta de personas que prefieren vender fruta que delinquir, las acciones no importan cuando de un dictador se trata.

La semana recién pasada, como en sus mejores tiempos, o probablemente trastocado por sentir pisadas de animal grande debido a tantos años, siendo parte de negocios bastante cuestionables, como los fideicomisos y el Transurbano, que están por destaparse, llegó a uno de sus patios traseros: El Amate, e hizo gala de esa personalidad tan suya, violenta y agresiva, al enviarles un mensaje a los vendedores que lo dibujan tal cual es.

El señor inquilino del palacio municipal capitalino realizó toda una elocución de señor feudal, incitando a la violencia, lo cual es, por si él no lo sabe, una apología del delito, al expresarles a los inquilinos (Estos si pagan, a él le pagan) del Amate, que sacaran a morongazos a cualquier nuevo vendedor que quiera asentarse en ese lugar público.

Su léxico refinado, no solamente fluyó, como fluye su camioneta todos los días sobre la calzada La Paz, precedido por dos motoristas de Emetra para abrirle paso, también brotó su carácter violento, al ofrecerles, él mismo leños a los actuales inquilinos del mercado, para que moronguearan a los intrusos, siempre eso sí, respetando los DD. HH., ya que les explicó, que la Policía Municipal no puede actuar, por el tema antes mencionado, pero que ellos, los inquilinos, si lo podían hacer.

Este sistema feudal, autoimpuesto por todos los votantes enamorados de las florecitas, nos obliga a vivir como ratones cada día con calles más estrechas, y con un aprendiz de tirano, que cree que puede hacer con nuestros espacios lo que, a él se le encapriche, descargando su odio, e incitando al mismo, porque ¿No se incita a la hostilidad entre iguales cuando se les ofrece incluso las armas, para actuar con su permiso violentamente? Claro que sí.

El inquilino vitalicio se ha mostrado siempre violento, tirano y maleducado, además de la utilización de oscuros manejos por medio de fideicomisos para la ejecución de la obra municipal, ¿Cuál es el producto de tanto año dirigiendo los destinos de la capital? Alcantarillas tapadas, deslaves, hundimiento de viviendas, con sus consabidas muertes, cierre de calles creando mayor embotellamiento en las horas pico, Emetra obstaculizando el tráfico, desalojo de vendedores tirándoles su mercancía, esa es nuestra capital.

El hecho que más preocupa es la incitación a la violencia, de la polarización entre quienes tienen ya un puesto y entre quienes no.

Los funcionarios públicos, son electos, nombrados, o como se decida, para encontrar soluciones a los pequeños y grandes problemas nacionales, jamás para ser parte de ellos, o lo que es peor aún incitadores de los mismos, la función pública debe ser entendida como un servicio prestado a la comunidad, a cambio de un salario, pero con mística de utilidad, el que debe ser desempeñado con prontitud y esmero, quien no comprenda y aplique este principio, que se vaya a su casa, porque no sabe ser, ni estar dentro de los cánones y límites de servir, y no servirse.

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