Roberto Arias

Las aguas de ríos y lagos tienen, químicamente, composiciones variables, pero el agua de mar tiene una salinidad relativamente constante. Esto se debe a que las aguas han estado en constante contacto con diferentes formaciones geológicas. El agua generalmente ha recorrido largas o cortas distancias sobre o debajo de la tierra y pudo haber disuelto minerales y vegetales en su recorrido. Adicionalmente, la corriente pudo recoger descargas de desechos humanos de poblaciones que se asientan generalmente en las cuencas de los ríos u otros cuerpos de agua.

Existen cuerpos de agua –lagos- que han acumulado grandes cantidades de sales minerales disueltas, y se conocen como lagos salados. Las aguas naturales de lagos y ríos no son saladas y se les llama “agua dulce”. Obviamente estas aguas comúnmente no son ni dulces ni puras sino que es una solución de iones y moléculas disueltas. En virtud de que el agua superficial, junto con el agua de pozo, sirve para uso de consumo humano, se han establecido normas químicas para el agua potable. Esta normativa, junto con los reglamentos bacteriológicos, sirve como pauta para mantener la seguridad en función de la salud, el color, el aspecto, el sabor y el olor del agua potable.

Toda sociedad utiliza enormes cantidades de agua. Ya no digamos las sociedades industrializadas. La mayor parte del agua se emplea en riegos agrícolas, como medio en ciertos procesos industriales y para transportar desechos domésticos e industriales. Aproximadamente el 40% del agua se emplea en riego agrícola. Más del 50% se usa en la industria, incluyendo las plantas de generación de energía eléctrica por medio del vapor. Más o menos el 10% se emplea en abastecimientos públicos de agua para uso humano.

Esa es una de las razones por las que la agroindustria en Guatemala ha cometido el ilegal abuso de desviar los ríos hacia sus plantaciones, dejando poblados completos sin agua para su sobrevivencia. El agua para la agricultura se usa una sola vez antes que se evapore o vuelva a penetrar la tierra y unirse a las aguas ambientales o aguas freáticas.

La industria, por supuesto, debería limpiar las aguas utilizadas para reusarlas y no verterlas contaminadas de vuelta a los efluentes de salida. En Guatemala ni siquiera han tomado en consideración o están intentando reciclar el agua y limpiar los efluentes de desecho.

Solo un pequeño porcentaje del agua es para usos domésticos, pero estas aplicaciones aumentan a una velocidad mucho mayor que el índice de crecimiento de la población.

Durante la época de lluvias, en Guatemala, los ríos impulsan toda la basura que se va dentro de los desagües y son miles de toneladas métricas que arrastran hacia los lagos, con lo cual los lagos han sido sentenciados a muerte. El desconocimiento ciudadano y la voracidad industrial han contaminado el 97% de las aguas de la República. Toda la basura que tira la gente en la calle y en basureros clandestinos contamina las aguas de Guatemala.

¿Cree usted, lector amigo, que puede ayudar a cambiar esa mala costumbre?

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