Juan Antonio Mazariegos G.

Superada hoy por la tecnología de móviles inteligentes, señales de internet vía banda ancha o sofisticados satélites de comunicación, puede que nadie atribuya a la televisión ahora el pesado cartel de la “caja boba”, cuando menos no en un País del primer mundo. Por supuesto no somos un País ni del primer ni del segundo mundo y un poco más allá de los suburbios de los centros urbanos de Guatemala, mientras nos adentramos al interior del País, la señal de televisión abierta o banda VHF penetró como única opción los hogares de millones de televidentes que se pegaban a la pantalla en pos de llenar su días con miles de horas de telenovelas, partidos de futbol, series extranjeras o programas de comedia que en el pasado u hoy, según donde se viva, se constituyeron en el único medio para llegar a esa población.

Por supuesto, en medio de la programación que atraía a los televidentes se formaban estupendos espacios para insertar publicidad, la cual generaba el negocio y los flujos de efectivo para mantener la empresa, adquirir programas, generar alguno que otro contenido y las utilidades de los propietarios. Hasta allí todo bien y sin novedad, sin embargo, la televisión abierta en Guatemala se convirtió en un monopolio y ya en manos de un solo grupo o empresario, aparte de las utilidades se generó el poder, uno distinto y desconocido que en un inició debe de haber sorprendido a todos, la televisión era el medio perfecto para vender la imagen de los candidatos a puestos de elección popular y así mientras el árbitro pitaba la finalización de la primera mitad del partido, rápidamente en época electoral los candidatos que mejor habían negociado pautas con el monopolio televisivo acaparaban los espacios con spots publicitarios que exprimían hasta donde la naturaleza daba, lo mejor que se podía sacar del candidato.

La Fiscal General reveló la semana pasada, dentro del Caso de Cooptación del Estado que dos de los canales de televisión abierta, Canales 3 y 7 habían patrocinado parte de la campaña del Partido Patriota y que como contraprestación a este patrocinio se habían visto beneficiados con contratos de cientos de millones de quetzales en pautas publicitarias del Gobierno.

Ignoro si alguien conoce con exactitud el origen del mote de la “caja boba” hay muchas versiones, sin embargo, aquí y según lo descubierto, la “caja boba” nos costó mucho más que la imaginación o la actividad de miles de niños o adultos, al parecer la “caja boba” fue utilizada para vendernos gato por liebre o lo que es lo mismo honradez por delincuencia, todo a cambio de dinero y poder.

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