Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

El día de ayer, aquí en La Hora recogimos algo de la conferencia de prensa del jueves pasado que conjuntamente dieron la CICIG y el MP y que tiene que ver con la manera en la que funciona nuestra matriz de compras y adjudicaciones del Estado.

Uno de los documentos encontrados permitió evidenciar cómo es que se pactan los grandes contratos en Guatemala, ya que se especifica que hubo un proyecto de bases en el sistema de Guatecompras que estaba hecho con características específicas para que ganara “la empresa metropolitana donde los propietarios son el Coronel Bernal Ovando y Francisco Urzúa, ambos pertenecientes al Partido Lider, quienes negociaron con Julio Alvarado, del Directorio del Renap y Solórzano Henkel”, según el documento mostrado.

El concurso en mención fue publicado por el Registro Nacional de las Personas (Renap) en 2014 y como confirma la investigación de CICIG, fue adjudicado a la empresa mercantil de nombre comercial “Súper Control 24” por un monto de Q53 millones 400 mil por la adquisición de servicios de seguridad privada.

En otras palabras, cuando salió el concurso ya tenía ganador y eso quiere decir que todas las bases del mismo estaban hechas para que esa empresa resultara ganadora, pero se hace la pantomima de que “pueden participar otras para que no digan” aunque el proyecto tiene nombre y apellido desde que se sale a luz. De esos Q53 millones, ¿cuánto será para pagar las mordidas de adjudicación y las mordidas para asegurar pagos? ¡¡Eso es lo que hace que no alcance el pisto!! Los sobrecostos son monstruosos.

Lo mismo ocurre con las compras directas, por cotización, licitación y las contrataciones que se hacen por los casos de excepción, que por cierto, le encantan a la Municipalidad de Guatemala que siempre encuentra la forma de caer en tales supuestos de excepción (siempre resulta beneficiado el que ellos quieren sin que nadie se entere).

Pero aquí hay que entender que esto es parte de la descomposición del sistema y que en esta era “post Cooptación del Estado”, debemos cambiar las cosas, porque la corrupción en el Estado no apareció con Pérez y Baldetti ni terminó con ellos.

El reto se le plantea al Ministro de Finanzas, quien ha trabajado en grandes firmas que hacen reestructuraciones y la pregunta es, ¿dará paso a una nueva matriz de compras, centralizada por ejemplo, o será cómplice de la corrupción esperando unos años (como sus antecesores) para luego ser comentarista y dar recetas ideales sin haber tenido los pantalones para romper o al menos denunciar, mientras ostente el cargo, el asqueroso molde de los negocios?

En Finanzas están con el pelo parado porque todos han llegado a pedir plata y no hay recursos para atender las grandes necesidades del país, entonces, si en realidad queremos cambios tenemos que explorar otras cosas que sacudan la podredumbre; por ejemplo, la posibilidad de centralizar todas las compras del Estado, pero debe ser un Sistema Nacional de Compras (SNC) que no surja podrido como la SAT de Arzú, que sirvió para apañar las grandes estructuras de evasión y se degeneró hasta lo que llegó a ser, donde ya no solo los meros meros tenían sus estructuras.

Este SNC debería eliminar todas las otras unidades ejecutoras del Estado e incluso de las municipalidades (hay un tema legal a modificar por la autonomía); se debería categorizar por el tipo de compra con juntas de calificación verdaderamente aptas en sus ramas. Claro que esto merece más profundidad, pero mi punto es que si no reestructuramos la matriz de compras del Estado, el país nunca va a tener más fondos para invertir en la gente, en sus necesidades y en el desarrollo humano como eje de nuestro crecimiento.

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