Isabel Pinillos – Puente Norte
ipinillos71@gmail.com
Imagine esto: un país de 30 millones de habitantes, 18 millones de votantes inscritos, en una votación que elige al futuro presidente del país, y después de dos días de conteos, menos del 1% separan en segunda vuelta a los últimos dos candidatos -es decir unos 40 mil votos- entre el conservador Pedro Pablo Kuczynski (Peruanos Para el Kambio – PPK), y Keyko Fujimori (Fuerza Popular), la propuesta atada al pasado fujimorista. Mientras escribo, Perú aún no sabe quién será su próximo presidente.
En este escenario tan estrecho, cada voto, cada provincia, cada sector adquiere un dramático valor. Sin embargo, como si la tensión no fuera suficiente, en este momento ya se han contabilizado el 99% de los votos emitidos en Perú, pero únicamente el 2% emitido en el extranjero, pues parece ser que los cónsules debían llevar actas físicamente hasta Perú. Tomando en cuenta que en el exterior se empadronaron 900 mil y que se preveía un 50% de abstencionismo, los 450 mil votos que se habrán emitido en el exterior son 10 veces la cantidad que separa hoy a los dos candidatos. Espero que lo ocurrido en Perú haga recapacitar a quienes aún creen que las votaciones en el exterior son meramente simbólicas, sin ningún poder de incidir en los resultados.
Pero esto no es todo. Cuarenta mil votos son determinantes cuando son los últimos cuarenta mil votos. No sólo serán los que definan la elección, sino que está el agravante de que fueron emitidos en lugares alejados, alrededor del mundo, en donde los controles del ente electoral podrían ser vulnerados, preocupando que pueda traerse a vida el sabio dicho: «cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta».
El caso de Perú es una oportunidad para que los magistrados del TSE analicen lo que puede suceder llegada la oportunidad para que el migrante guatemalteco vote. Llevar el voto a Estados Unidos, como se ha dicho que se hará en una fase inicial, no debe verse únicamente como una tarea pendiente, sino como un reto de enormes dimensiones y posiblemente también, implicaciones. Por ello no deben escatimarse recursos, ni capacidades técnicas para que los resultados, aún bajo situaciones de presión como la que hoy viven los peruanos, estén asegurados.
Invito al lector analizar detenidamente el caso de Perú y visualizar un escenario parecido en 2019, en donde unos 40 mil votos separen a los dos candidatos, como ha sucedido recientemente, y queden todavía por computar los votos de Estados Unidos. ¿Tiene el TSE los datos de campo necesarios para garantizar que esas elecciones se lleven a cabo en condiciones de absoluta legitimidad? En este sentido, dichos controles deben extenderse hacia todos los rincones en donde el guatemalteco emita su voto. Habiendo tanto en juego, cabe la posibilidad, como en el caso peruano, que las elecciones se decidan lejos de la madre tierra. En realidad, esto no es un juego.
Nota: hoy por la mañana un periódico peruano amaneció con el titular «De Infarto»: se declara ganador a Pedro Pablo Kuczynski con 50.23% contra Keyko Fujimori con el 49.77% de los votos.
@puenteGT