Las instituciones en Guatemala se han caracterizado por haber sido secuestradas por los grupos que han ido moldeando el diseño del Estado para que fuera por décadas ideal para sus objetivos de dominio de los recursos y absoluto aprovechamiento de los beneficios que estos significan.
La entidad constituida para combatir los malos manejos administrativos es la Contraloría General de Cuentas de la Nación que ha sido muy eficiente en ser la encubridora de todas las transas que se han hecho durante años en la administración pública, ofreciendo siempre más excusas que resultados.
No puede ser que en un país en que la corrupción es escandalosamente brutal, no exista un solo caso de alto impacto resultado de investigaciones realizadas por el ente contralor y fiscalizador por excelencia que, tristemente, apenas si pone el ojo en alcaldes de recónditos municipios.
Y son buenos con el recóndito poder municipal porque, ¿qué ha pasado que no han dicho ni pío con la Municipalidad de Guatemala que todo el mundo sabe que tiene mil colas que machucarle? No digamos las de Mixco o Villa Nueva.
Recordemos que el actual Contralor fue exactamente un reflejo de la ineficiencia de la que hablamos durante todo el período de gobierno de la UNE. Hay que recordar también que hubo votos de esa bancada para elegirlo y que terminó siendo tejedor de la chamarra con que Colom, Torres, Alejos y compañía se taparon haciendo lo que les vino en gana durante ese gobierno.
Ahora, en su nueva administración, viene a querer dar la sensación de que hay algunos temas en los que han trabajado. Por supuesto, se nota que solo le sigue el paso al Ministerio Público y a la CICIG que han dejado públicamente a la CGCN en evidencia como entidad inútil. Pero tenemos que recordar que esperar que Carlos Mencos se convierta en soldado de la lucha contra la corrupción, es igual de ridículo que pensar que Nora Segura tiene solvencia para hablar de transparencia y auditoría.
Lo más conveniente para la Contraloría y para el país sería que Mencos no fuera su representante. Su forma de actuar durante el período de la UNE nos tiene que dejar claro que hay dos opciones sobre su forma de ser: O es un cómplice que pactó con Colom y Torres, o es un incapaz que no merece nunca ser parte del servicio público porque no pudo identificar un solo caso de la penosa corrupción de la UNE. Usted decida qué es señor Mencos, pero por cómplice o por incapaz, no debe ser contralor.