Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

En Guatemala se volvió cosa de todos los días que estas dos entidades sean llamadas por toda la población para encargarles de todo. Sea porque hay alcaldes municipales que no hacen nada o porque hacen mucho por evaporar los recursos públicos; porque las entidades autónomas o descentralizadas cada vez están más lejos de cumplir con sus objetivos o porque el tránsito de vehículos se volvió cosa de vida o muerte en nuestras calles y carreteras. ¿Es que los ministros de Estado, los directores generales, presidentes, gerentes, alcaldes o directores no están obligados a velar porque los programas a su cargo se hagan bien, cumplan con su calendarización y utilicen los recursos y materiales de más alta calidad para su más larga durabilidad?

Las cifras publicadas por La Hora el pasado lunes 30 de mayo son espeluznantes, al registrar la Dirección General de Transportes 41 accidentes de tránsito de buses extraurbanos en lo que va del año, incluyendo el ocurrido en el kilómetro 46 de la ruta a El Salvador, dejando al piloto muerto y 49 usuarios heridos, comprobándose que la tarjeta de operaciones del vehículo estaba vencida y que era visible que las llantas del mismo estaban en mal estado. Esto motivó que una persona por las redes sociales clamara por la intervención de la CICIG y del MP, pues no encuentra otra manera para lograr contener el cúmulo de desgracias que han venido ocurriendo. ¿Adónde vamos ir a parar entonces si no hay oficina pública que pueda cumplir con sus deberes, mientras el Estado sigue manteniendo una burocracia cada día más costosa e inútil?

Si los del Insivumeh siguen sin dar pie con bola con sus pronósticos del tiempo, pues habrá que ver si no cuentan con el equipo necesario o que no han recibido la capacitación necesaria para hacerlo como debieran, pero de que los directivos e integrantes del Congreso se hayan pasado años manejando sus recursos como les diera la real gana, como que 148 alcaldías hayan registrado irregularidades sin que la mentada Contraloría General de Cuentas no haya dicho ni pío y ante la repulsa popular, ahora venga a hacer la gran alharaca con hallazgos, reparos y denuncias sobre lo que todo el mundo ha estado diciendo a gritos desde hace años, es motivo suficiente para haber metido a medio mundo en la cárcel. Pero, ¿qué podemos esperar de un Contralor designado por corruptos electores y juzgadores que lo hicieron, aun pisoteando la misma Constitución que claramente determina: “En ningún caso el Contralor General de Cuentas podrá ser reelecto” Por ello termino preguntando: ¿Alguien podrá asegurar que el Estado funcionará bien algún día?

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