Con la decisión del presidente Jimmy Morales de sancionar las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, pero anunciando una segunda generación de modificaciones, no se ha hecho un reconocimiento al trabajo de los diputados sino que evidenció que se encerraron en hacer un avance mediocre que no quiso entrarle al toro por los cuernos.

La segunda generación de reformas tiene que terminar en dos medidas específicamente importantes: La primera, es la regulación, control y fuertes sanciones en el tema del financiamiento de los partidos y las campañas políticas; el segundo, es la democratización de los partidos para que no sigan siendo bandas que se organizan para saquear el Estado mientras le pagaban de vuelta el favor a sus financistas.

Si en el próximo período electoral volvemos a elegir a quien nos pueda encandilar con una cancioncita, a quien monte eventos espectaculares con regalos y rifas, sin mostrar el conocimiento de los problemas que enfrentará y ni al equipo con el que gobernará, dejando siempre de lado una propuesta con contenido real de transformación del país, habremos vuelto a fallar.

¿Se imaginan ustedes el fracaso que significaría si después de un esfuerzo como éste, al reconocer la necesidad de cambios radicales, terminamos eligiendo a los mismos diputados y gobernantes con los que se ha hundido al país?

Ya no puede seguir ocurriendo que los millones fluyan sin control para que después empresarios interesados en contratos, concesiones o evasiones se lo cobren al erario nacional multiplicando exponencialmente sus ganancias.

Tampoco puede ser que no importe el liderazgo de quienes tendrían que ser nuestros representantes en los gobiernos municipales, en el Congreso y en el mismo Ejecutivo porque simplemente es con plata y en un sistema cerrado que se asignan las candidaturas en partidos que son empresas de mercadeo y de administración de la corrupción.

Guatemala merece la segunda generación con fuerza y sin la excusa de que «tantos cambios no pasan». Si los diputados actuales que son obvios afectados en una reforma auténtica se niegan a aprobarla, será obligación de la ciudadanía encargarse de darles la orden de manera clara y contundente de que los vamos a parar depurando a pura presión popular.

Lo más importante de todo esto, es que no se afloje en la presión. Jimmy Morales ha anunciado que ahora se presentará un nuevo paquete y nosotros le pedimos que el control del financiamiento para evitar la compra de voluntades y el saqueo del Estado para pagar el favor, y la apertura en la participación política, sea el corazón de la reforma.

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