Félix Loarca Guzmán

Envalentonados por el golpe de Estado en Brasil, los que están comprometidos en la embestida contra los gobiernos progresistas de la América del Sur, ahora van tras Venezuela.

Sin duda, el régimen de Caracas que actualmente encabeza el presidente Nicolás Maduro, con un programa nacionalista y acciones de justicia social, representa el mayor dolor de cabeza para el Águila Imperial del Norte y sus aliados de la oligarquía de la región.

En el caso de Venezuela, se ha estado ejecutando un plan muy parecido al que Estados Unidos utilizó en 1973 para derrocar al gobierno socialista del presidente Salvador Allende y luego instaurar en Chile una de las más sangrientas dictaduras como fue la del General Augusto Pinochet, con el saldo trágico de miles de desaparecidos, torturados, asesinados y exilados.

El guión golpista estuvo precedido en Chile por una grosera campaña de desprestigio a través de poderosos medios de comunicación, acompañada de la escasez de alimentos y productos básicos como resultado del desabastecimiento ejecutado por grupos locales financiados desde el Norte.

La analista internacional Ilka Oliva Corado, escribió en la revista electrónica Con Nuestra América que se edita en Costa Rica, que los intentos de golpes de Estado siempre han estado ahí y con fuerza, son corporativos y se visten de votos.

Agrega que «hoy en día las dictaduras dejaron de ser sangrientas, Estados Unidos y la oligarquía latinoamericana cambiaron de estrategia. La imposición es corporativa. Una modalidad de guerra sucia que da los golpes blandos con su eje central: a través de la manipulación de los medios de comunicación y, con esto adormecer las mentes de las masas (clase media latinoamericana) que por indiferentes son fáciles de utilizar».

En Guatemala algunos medios se han convertido en la caja de resonancia de esa campaña. Ocultan que en la petición del referendo revocatorio para acortar el período del presidente Nicolás Maduro, aparecen firmas de muertos, lo cual es un fraude.

Tampoco dicen que la escasez de alimentos y medicinas, es una escasez provocada por sectores poderosos para promover el descontento del pueblo.

Ilka Oliva Corado señala que 500 años de invasiones y genocidios no han podido con la Patria Grande, y no será ahora que la vencerán.

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