Juan Francisco Reyes López
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Es importante y determinante en el desarrollo de un país la forma en que su población, es decir, su sociedad está integrada.
En los países desarrollados lo que más resalta y predomina es la clase media, la cual está integrada por profesionales, por empresarios pequeños y medianos y por personas cuyo nivel educativo e ingresos les permite vivir ellos y su familia con cierta holgura. En los países desarrollados son por lo regular el 75% al 80% de la población, la mayoría de ellos viven en centros urbanos y son poseedores del inmueble donde viven, tienen uno, dos o más vehículos para desplazarse en el día a día y sus hijos atienden la educación, según su edad, en escuelas privadas o públicas o en universidades, la mayoría de ellos dentro del mismo país.
Tienen ingresos suficientes que les permiten satisfacer sus necesidades de salud, de previsión social y saben que al arribar a la tercera edad; es decir, a los 65 años en adelante, podrán tener un retiro con ingresos suficientes para poder vivir sin requerir de subsidios estatales o de ayudas económicas provenientes de su familia.
Del remanente de población que puede variar en más o menos un 15%, el 1% o 2% es sin duda alguna un porcentaje afortunado, que ha podido acumular riqueza mediante el desarrollo de la industria, el comercio, la agricultura o la producción intelectual al más alto nivel.
También son personas que han tenido la fortuna en alguno de los casos de heredar de sus padres, abuelos o antepasados una concentración de riqueza, ya sea en tierras o recursos de diferente naturaleza, acciones en industrias, banca o comercio. Estas personas por supuesto son la élite de la sociedad y ellos, sus hijos, nietos y demás familiares, viven en los mejores lugares de los centros urbanos, pueden poseer medios de transporte aéreo, vehículos terrestres y en algunos casos marítimos y además de poseer una residencia adecuada, también gozan de casas para el fin de semana en el mar o en lugares de conocida belleza turística.
Con frecuencia sus hijos estudian y vacacionan parte de su vida en el extranjero, hablan varios idiomas y gozan de seguros de vida y médico que les permiten afrontar cualquier enfermedad en los mejores lugares nacionales e internacionales.
Si sumamos el 80% de ciudadanos que integran la clase media y el 1% o 2% élite, el país tendrá una sociedad donde quienes se encuentran en pobreza o extrema pobreza serán un 10% en pobreza y un 5 o 6% en extrema pobreza, aun así, todos tendrán la posibilidad de gozar de servicios públicos adecuados en educación, salud, infraestructura y seguridad.
Por el contrario, los países en vía de desarrollo o subdesarrollados, su sociedad proporcionalmente difiere de la integración antes indicada, su élite es aproximadamente la misma proporción, es decir, del 1% al 2%; sin embargo, el contraste que se percibe fácilmente entre ese pequeño porcentaje de la sociedad y la clase media es sumamente significativo.
La clase media en un país subdesarrollado o en vías de desarrollo es del 20% al 30% como máximo y si bien está integrada también por profesionales, por pequeños empresarios y por una burocracia activa en el sector público y en el sector privado, sus ingresos son como clase media mucho menores que los de un país desarrollado.
¡Guatemala es primero!