Isabel Pinillos
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Si usted es de la capital, y no tiene planes de irse del país, se preguntará en qué le afecta el voto en el extranjero. Lo más probable es que usted tenga algún familiar que viva en Estados Unidos que por primera vez podrá ejercer el voto. Pero quizás no se haya detenido a pensar que al implementarse este derecho, los guatemaltecos migrantes podrían definir los resultados en las próximas elecciones. Hay quienes piensan que esto está lejos de ocurrir. Sin embargo, si algo nos enseñó 2015 es que existe una gran apertura para el cambio, y por otro lado, es un hecho latente que afuera de nuestras fronteras existe un enorme potencial electoral.
Pedro Pablo Solares de Puente Norte ha manifestado que no podemos seguir afirmando que son 1.5 millones de guatemaltecos los que viven en EE.UU., ya que las tendencias de movimientos humanos comprobados en su recorrido de campo apuntan a que esta cifra oscila entre los 2.5 a 3 millones de personas, contando a quienes viven allá sin pasaporte y a los hijos de guatemaltecos nacidos en ese país.
El Congreso ha programado el voto en el exterior para 2019 y esto significa que el Tribunal Supremo Electoral deberá preparar el camino para su implementación con plazos muy precisos. El mayor reto que debe enfrentar es la actual carencia de documentación de Renap por parte de los guatemaltecos en el exterior. Actualmente, existe un acuerdo interinstitucional entre Minex, Renap y Mingob para llevar el DPI a sedes consulares, pero a la fecha únicamente 40,000 tarjetas de identidad han sido gestionadas. Esto sin contar que los votantes deberán estar empadronados en el Registro de Ciudadanos e inscribirse en un listado voluntario para voto desde el exterior.
Las experiencias de otros países vecinos parecieran indicar resultados no deseados. Pero esto no debe ser una excusa; más bien, Guatemala puede diseñar su propio modelo, analizando los patrones particulares de sus migraciones que logre desde esta primera experiencia, un resultado ejemplar.
El Minex ha dicho que el 95% de guatemaltecos migrantes viven en EE.UU. Será interesante ver el impacto que ejercería un electorado más informado que ha sido testigo de procesos democráticos en donde existe el debate de ideas y el clientelismo no es la regla. La tarea de los medios y sociedad civil será proteger la transparencia y la democratización del proceso electoral. Sin una vigilancia mediática y ciudadana constante, será en tierra extranjeras en donde ocurrirán nuevamente prácticas que atenten contra la democracia que tanto nos ha costado. En un territorio tan vasto, ya se comienzan a ver señales de clientelismo y componendas con bases de datos comerciales, en donde se hace manifiesto la brecha entre partidos grandes y pequeños.
Y es que para que el voto en el exterior sea determinante, no es necesario que 1 o 2 millones de personas voten desde el exterior. Recordemos que Jimmy Morales venció a Sandra Torres por 200 mil en la primera vuelta. Este tipo de elección agregaría un nuevo caudal electoral que sumado al voto urbano y rural, traerá nuevas dimensiones que habrán de ser analizadas.
A treinta y nueve meses de las próximas elecciones, corresponde al TSE tomar decisiones críticas para conformar las mesas técnicas. ¿Cómo, cuándo y a qué estados llevará el voto? ¿Usará la red consular a pesar de ser esta parte del gobierno central? ¿De qué forma se ejercerá el voto? ¿Las limitaciones a las campañas? etc. Pero quizás lo más importante será preguntarse si ¿Asumirá el TSE el reto como una oportunidad de desarrollar un modelo que pueda ser usado en el futuro como modelo ejemplar?