Ayer, el pleno de magistrados de la Corte Suprema de Justicia dio trámite a la solicitud de antejuicio contra ocho diputados del partido oficial FCN-Nación acusados de presionar a la gobernadora de Alta Verapaz para obtener plazas y control de obras; pero el mismo pleno envió al Congreso la solicitud de antejuicio contra el magistrado Douglas Charchal por el caso TCQ y, a la vez, hizo movimientos sumamente extraños de otros magistrados entre las cámaras.

El trato entre diputados y magistrados está más que cantado en un país en que los dueños del circo son los mismos poderes paralelos que financian los partidos políticos para usar a los diputados como guardianes de sus oscuros intereses y, a la vez, manipulan como títeres a las postuladoras con las que terminan siendo nombrados, por ejemplo, los magistrados de la CSJ.

No habrá sorpresa si es que todo se declara sin lugar porque evidentemente quienes son los artífices operativos del secuestro institucional del Estado, los albañiles del muro de impunidad y beneficiarios del corrupto sistema con el que vivimos en Guatemala, no se van a castigar entre sí cuando son parte de una misma “corporación”.

Hemos insistido permanentemente que la desfachatez con que actúan los magistrados y los diputados es porque la sociedad sigue creyendo que todo cambió porque renunciaron y terminaron procesados Otto Pérez y Roxana Baldetti, pero no ha entendido que el sistema sigue sin modificarse y está bajo el control de los mismos que diseñaron un Estado que solo sirve para los grupos de poder fáctico.

Blanca Stalling, Patricia Valdez y José Felipe Baquiax pidieron que los cambiaran de cámaras sin explicar sus razones para hacerlo. Recordemos que La Hora los denunció a ellos como parte del grupo de magistrados que había tejido una estrategia para ilegalmente beneficiar con un inexistente antejuicio a Gudy Rivera y afectar a la fiscal general, Thelma Aldana. También hay que recordar que Blanca Stalling es mamá de Otto Molina Stalling, acusado de corrupción en el IGSS. Sinceramente, solo en Guatemala pueden seguir ejerciendo como magistrados los actuales integrantes de la Corte Suprema de Justicia porque, igual que los diputados, con total desfachatez han demostrado con sus acciones que sus intereses los tienen empeñados con la corrupción y la impunidad.

Entonces si alguien pregunta si tenemos razones para dudar que entre parlamentarios y jueces se protejan entre sí, la verdad es que no dudamos. Simplemente no hay lugar a dudas y estamos seguros que nada bueno puede salir cuando personajes tan claramente identificados con el tenebroso funcionamiento del Estado, se meten en un mismo canasto para protegerse unos a otros.

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