Jorge Santos

Este miércoles pasado un nuevo incidente ocurre, en lo que han dado por mal llamar el relleno sanitario. Este colosal vertedero de basura, ubicado en la zona 3 capitalina esta bajo la responsabilidad de la Municipalidad de la Ciudad de Guatemala y por lo tanto lo ahí ocurrido en este oportunidad, al igual que en muchas otras, recae sobre quien durante años ha sido el alcalde capitalino.

Es importante señalar que el actual Alcalde de la Ciudad Capital, Álvaro Arzú es y ha sido un político de derechas, que entre sus mayores logros está el hecho de haber sido el Presidente de la República que firmó el Acuerdo de Paz Firme y Duradera, aunque como tal haya sido el impulsor de la implementación de la agenda neoliberal, contraria a lo que establecían los compromisos pactados por él mismo. Esta agenda implicó la privatización de empresas estatales y el desmantelamiento del sector público, con fines de entregar en bandeja de plata al sector privado, la continuidad de sus privilegios y su riqueza. De este proceso privatizador se ha escrito mucho, así como sobre sus nocivos efectos en la población y lo amañado y corrupto que fue el proceso.

Sin embargo, lo importante para los fines de este artículo, es el actuar municipal frente a una diversidad de problemáticas que las y los habitantes de esta ciudad enfrentan. Y es que se hace necesario plantear que el señor Arzú lleva más de 20 años en el ejercicio como Alcalde capitalino, período durante el cual, nos dejará como legado: infraestructura vial colapsada, escaso acceso al agua, transporte colectivo ineficiente y caro (por el subsidio que se le otorga), inseguro –con la excepción del transurbano-, desorden, segregación étnica y socioeconómica, declive en los espacios públicos, ausencia de más y mejores mercados cantonales, opacidad en el manejo de los recursos públicos, existencia de una cultura prepotente y autoritaria a semejanza del Alcalde, contaminación visual, del aire y del agua.

De tal cuenta, que el grave accidente en el basurero de la zona 3 y con él las vidas pérdidas ahí, no son más que la consecuencia de un ejercicio que se interesa exclusivamente en los negocios que desde el edificio de la loba se puedan dar. Es inaudito que luego de tantos años, al frente de la municipalidad no se hayan realizado las acciones necesarias para impulsar un proyecto capaz de atender el problema de la basura. En esta ciudad, que de manera perversa es llamada del futuro por el propio Alcalde, por la ironía que representa, no es más que el reflejo de los males endémicos y crónicos de una elite que no ve más allá de los intereses de su bolsillo y del cual es un digno representante el añejo alcalde.

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