Estuardo Gamalero

«Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre». -Platón-

La Dictadura Perfecta es una película mexicana (2014) del género sátira política. Inspirada en la realidad política-mediática de ese país, alude a eventos reales de gobernantes e instituciones. Cualquier latinoamericano que mire la película, se identificará con el asco de la corrupción, en todos los estratos e instancias de nuestras Repúblicas y fácilmente podría decir: «así se manejan las cosas en mi país» o «ese personaje me recuerda a…».

Para quienes no la hayan visto se las recomiendo. Aprenderán sobre «La caja china» y como los ciudadanos estamos expuestos a ella. Confirmarán la sutil diferencia entre un soborno y contratar profesionalmente a una persona para que atienda una necesidad inmoral.

Pero lo más importante de todo, reflexionarán en la importancia de saber diferenciar una idea de una noticia.
Tanto las ideas como las noticias tienen su propia naturaleza y cumplen con un rol específico. Las ideas se asocian con un plan ordenado en la imaginación para ejecutar algo. Las ideas implican ingenio para disponer o inventar. Las ideas pueden convertirse en convicciones, creencias u opiniones.

Las noticias se refieren a un evento que transmitido por alguien, permite al público enterarse de algo novedoso, reciente o importante. En ese sentido, las noticias deben abordarse desde las interrogantes: «¿quién?», «¿qué?», «¿cuándo?», «¿dónde?», «¿por qué?», «¿para qué?» y «¿cómo?». Claro, existen noticias meramente informativas (identifican acción y protagonistas), expresivas (buscan impactar a la sociedad), apelativas (son para llamar la atención).

Si en algo se parecen las buenas noticias con las buenas ideas, es que ambas deben ser objetivas, fundamentadas y claras. Ergo, las malas en ambos casos, son aquellas que se desarrollan por el camino opuesto.

Mucho del contexto ciudadano y la realidad política, es consecuencia de la «zona de comodidad» de las propias personas, por varias generaciones: «ese no es mi problema», «así funcionan las cosas», «no importa cómo, siempre y cuando salgamos ganamos», «Usted dele, lo importante es que no me joda a mí, solo a la competencia», «como la fortuna del vecino tiene un oscuro pasado, todos tenemos derecho a actuar en la oscuridad».

Pero también debemos reconocer que tanto en lo positivo como en lo negativo, los medios de comunicación han tenido una incidencia muy importante en los efectos que hoy tenemos a la vista: denuncias sociales y periodismo de investigación con reportajes serios anticiparon nombres y eventos que hoy son noticias en los medios de comunicación. Lamentablemente, también hay medios, periodistas y líderes de opinión que se ofrecen al servicio del mejor postor, para lucrar a través ideas perversas que convierten en noticias.

El periodismo es una profesión noble. Se funda en la Libre Emisión del Pensamiento, garantía reconocida universalmente como un derecho humano. Tal es su importancia, que la misma Constitución Política establece que «La actividad de los medios de comunicación social es de interés público».

Bajo semejante tutela, todos los periodistas, analistas y líderes de opinión deben actuar con gran responsabilidad en sus trabajos, absteniéndose de tergiversar o lucrar oscuramente de ideas pérfidas, que posteriormente promueven como novedades y remedios.

Un reto importante en este tema es que procuremos generar buenas ideas. Planes y resoluciones que nos permitan crecer y desarrollarnos como pueblo.

Por ejemplo, me impresiona el ingenio de esa idea de fomentar el ciclismo nocturno, de hacer ejercicio, de compartir entre amigos y con desconocidos. Todas las semanas, miles y miles de personas se unen con ese propósito. En fila, literalmente ocupan TODA la 6a avenida de la zona 9. Lo que pongo de manifiesto, es que esa buena idea, distante de cualquier ideología o lucha de poder, ha logrado reunir (durante meses) todas las semanas, más personas haciendo ejercicio y promoviendo una forma de transporte, que las mismas convocatorias a la Plaza de la Constitución, en donde algunos buscan noticias y otros impulsan ideas.

Me he dado cuenta, cómo los ciudadanos, cada día, estamos en la zozobra de una noticia nueva, cuyo objetivo muchas veces es lucrar o desestabilizar. Es impresionante el miedo y el morbo que prevalecen en el ambiente: «¿qué nombres saldrán hoy?», «¿qué audios se filtrarán?». Al mismo tiempo, veo como las noticias van y vienen y lamentablemente gente maliciosa (gente antisistema) las utiliza para destruir los frágiles pilares de nuestra Nación. Líderes y estrategas enfrentando pueblos y clases sociales como aves de rapiña, como lo han hecho en otros países y después migran como plaga de langostas a otro.

«Las instituciones ya no sirven, se quedaron obsoletas» Por Dios, eso es el síntoma no la enfermedad: ¿y las personas qué? No puede ser que de verdad creamos que con malas personas existan instituciones que funcionen bien.

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