Lic. Douglas Abadía C.
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Con fines de oxigenar nuestro diario tormento, pues es un secreto a voces en las deprimentes condiciones en que vivimos miles de guatemaltecos, trato el tema del futbol en nuestro país; fenómeno que acapara la atención de millones de fanáticos que se ciegan ante un espectáculo de baja calidad, pues en la cancha la mayoría de equipos se limitan a jugar al pelotazo y no digamos las barridas y faltas que cometen a sus oponentes.
Nuestra Selección Nacional de Futbol está actualmente disputando las eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018; hasta el momento podemos afirmar que la selección anda como siempre, dependiendo de los resultados de otras selecciones para clasificar a la hexagonal de Concacaf, donde clasifican tres países para la justa mundialista.
Traigo a colación el ejemplo de Costa Rica, sé que nos produce escozor pero es un país hermano centroamericano que se ha superado enormemente en el ámbito futbolístico. Mientras en Guatemala el club albo impide la alineación y el cumplimiento del ciclo deportivo a los hermanos Ortiz; en Costa Rica continúan fortaleciendo sus fuerzas básicas y a sus directores técnicos.
Es admirable observar cómo directores técnicos costarricenses (Delgado, Wright, Medford, González, etc.) acaban en el mediano plazo de culminar con sus carreras como futbolistas profesionales y ya se encuentran dirigiendo en el extranjero; y no están dirigiendo a cualquier equipo de media tabla para abajo, están dirigiendo a tres de los equipos con mayor cantidad de títulos obtenidos en el balompié chapín.
Cabe mencionar que mientras en Costa Rica valoran a sus exjugadores que tantos logros han brindado a la afición costarricense, cuentan con una planificación estratégica en cuanto al relevo generacional de sus cuadros; en este caso el futbol.
Mientras en nuestro país, los directivos se sirven con la cuchara grande, los exfutbolistas le apuestan por montar negocios como academias de futbol, ventas de carne asada (complejo de argentinos o uruguayos) y/o artículos deportivos y no se crean las bases necesarias para empezar a formar directores técnicos guatemaltecos capaces, instruidos que logren elaborar un plan de trabajo eficiente en aras de lograr resultados positivos.
En el plano de jugadores activos en el balompié chapín abundan jugadores de países centroamericanos que entrenan diariamente con jugadores chapines en el amplio espectro de clubes de primera división; lo curioso es que prácticamente estamos durmiendo con el enemigo. Al iniciar las rondas eliminatorias para clasificar a un mundial de futbol, en este caso la próxima cita mundialista tendrá lugar en Rusia 2018 estaremos de sobra analizados pues los jugadores centroamericanos tienen que enfrentarse a Guatemala dependiendo de cómo quede el sorteo, inevitable enfrentarse a uno o dos países hermanos.
Los recientes casos de corrupción mundial en la FIFA, aunado al cambio en la dirección de dicho ente internacional pueden incidir en generar cambios; considero que si hacemos un breve análisis de las competiciones deportivas en las que sobre sale nuestro país podemos afirmar que los deportes individuales han generado mayores satisfacciones que los deportes colectivos.
¿Será que volveremos a fracasar en cuanto a la búsqueda del sueño de clasificación a un mundial de futbol? ¿Se darán cuenta los aficionados al futbol nacional del daño que se hace al no contar con técnicos guatemaltecos de primer nivel? ¿Siempre serán campeones Municipal o Comunicaciones, pues los equipos de la provincia tienen plantillas baratas, de baja calidad y mal pagadas? ¿Seguimos valorando lo extranjero antes de lo nacional? ¿Seguiremos mintiéndonos a nosotros mismos cuando sabemos que las bases del futbol nacional son deficientes? ¿Le pedimos peras al olmo?
Son casi cien años de fracasos y derrotas, ¿valdrá la pena continuar financiando al bendito futbol que únicamente ha generado tristezas, ilusiones y sinsabores?