Por primera vez, tras décadas de hechos similares, el Presidente Jimmy Morales ha tomado la decisión de plantarse ante los abusos que Belice por medio de sus fuerzas armadas han cometido en contra de familias de campesinos guatemaltecos y que ahora es con el terrible saldo de la muerte de Julio René Alvarado a sus 13 años de edad, mientras que su padre y su hermano de 10, están heridos.

En La Hora somos pacifistas, pero es evidente que en este caso la agresión ha sido, como de costumbre, de parte de un ejército que se siente empoderado porque a pesar de la repetida acción de andar asesinando a guatemaltecos en la zona de adyacencia, nunca han tenido que enfrentar consecuencia alguna.

Resulta que el gobierno de Belice ha anunciado que sea en la Organización de los Estados Americanos, OEA, donde se resuelva el caso porque, de manera muy conveniente, la OEA ha sido una instancia que no sirve para nada pero que, encima de todo, en este caso tiene como Subsecretario General a Néstor Méndez, quien fungió como Embajador de Belice hasta ser electo para este puesto como un pacto de los países del caribe para dar el voto a Luis Almagro. Esta es una razón de peso para cuestionar que sea la OEA con Méndez a la cabeza quien conozca el caso.

La inmediata reacción y movilización ante la orden de prestar vigilancia en el Río Sarstún viene solo a empatar la intimidación que ejerce con sus lanchas el ejército beliceño sobre los pobladores del área.

Belice dice que hubo una balacera y que respondiendo al ataque fue que encontraron el cadáver de Julio René. Y por supuesto que es creíble que la incapacidad de su gente sea tal que dispare a matar hasta a los niños, pero nadie creerá que una banda armada iba a enfrentar a los beliceños en un hecho que no ocurre en ningún lugar del mundo más que cuándo se quieren inventar excusas.

Con respeto, los guatemaltecos han respetado a los beliceños que entran a nuestro territorio. Con energía, tenemos que enfrentar esa terrible agresión de la que siempre nos hemos sentido indignados y hemos pedido una protesta formal del Estado de Guatemala. Es momento de que las condiciones sean en base a posturas de respeto y dejar a un lado la intimidación a nuestros ciudadanos.

Guatemala tiene muchos temas en la mesa como el caso de corrupción en los puertos, el Congreso en pleno desgaste, etc., pero, sin distraernos, debemos hacer un alto para reconocer la importancia de proteger a nuestros ciudadanos en la zona de la muerte que ha creado el vecino agresor.

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