Francisco Cáceres Barrios
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Lo advertimos, no engañamos a nadie. Hace rato nos opusimos rotundamente a votar por diputados siguiendo el mismo sistema con que habíamos elegido a los antecesores. Dijimos y hoy comprobamos que saldrían iguales o peores que los anteriores y ahora podemos decir que no estábamos equivocados pues después de tanta alharaca culminaron sus deliberaciones aprobando las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que sigue siendo la misma, con pequeñas “decoraciones” a la anterior. Pero ¿no debiera ser de utilidad el pésimo comportamiento de estos 158 diputados que, ni metiéndolos en una licuadora no saldría ni a uno bueno?
Efectivamente, hoy puedo decirle a usted amable lector que ni loco que se vuelva va a poder obtener de este Congreso ni una pizca siquiera de lo positivo. A ver, dígame, ¿podrá darle algo de provecho ese mozalbete de Giordano al país? ¿Cree usted que más de un centenar de tránsfugas sean capaces de sentarse a discutir con valores y principios en la mano una ley que pueda ser de beneficio a la colectividad para el presente o al menos para el futuro de sus hijos? ¿Cómo podrá usted confiar en el diputado presidente que con la derecha estaba firmando disposiciones dizque para depurar la administración del Congreso y con la izquierda les estaba haciendo señas a los colaboradores cercanos de uno de los gobiernos más nefastos que ha tenido nuestra historia, para que participaran de la vorágine presupuestaria de un Congreso corrupto hasta las cachas?
No nos queda otro camino entonces que el de la protesta, la presión, la manifestación, la repulsa, la oposición y el rotundo rechazo a todo lo que sea o suene a Organismo Legislativo. Debemos ponernos en pie de lucha, no hay otro remedio y tristemente no podemos hacerlo por la vía democrática electoral. Ni usted ni yo, estimado lector, podemos irnos a meter a un podrido, perdón, partido político, para pretender llevar a un buen prospecto de diputado, mucho menos a aspirar a serlo si no tiene un buen fajo de dinero y la moral por los suelos para comprar una curul.
Se muy bien que muy poca gente decente, honesta y trabajadora aspira a ser diputado en las actuales circunstancias. Pero no lo hagamos por nosotros, luchemos por nuestros descendientes, dejémosle siquiera un buen ejemplo de haber sido dignos luchadores por su buen y fructífero porvenir. Acertadamente Juan Luis Lorda escribió: “…si existe un modo de vivir digno del hombre, vale la pena hacer todo lo posible para encontrarlo. Sería una pena dejar transcurrir la vida y no haberse enterado de lo más importante, aunque no sea fácil.”