* Julio Roberto Bermejo González
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El Congreso de la República tiene sus luces y muchas sombras y esto en retrospectiva explica por qué hubo oposición a que las elecciones se celebraran ya que se convocaba a elecciones de Diputados por lista nacional y distritales por planilla y ya se conoció que el 80 % de los mismos se postulaban nuevamente y sobre el otro 80 % se tenía duda razonable de lo que serían, todo lo cual fatalmente se confirmó. Estos resultaron igual o peor que los de antes. El transfuguismo descarado lo evidencio. Los nuevos Diputados no tomaron conciencia del clamor de la plaza y de que la reacción popular se debía a una clara y justa oposición a la clase política. Ya hace un año de aquello y el Congreso de la República no hace los cambios legales que se han demandado.
El Congreso se ha querido lavar la cara, pero son muchas las manchas que tiene todavía. Analicemos algunas de esas manchas:
1) Fue positivo que introdujeran algunos cambios a la Ley de Régimen Interior, pero los cambios no responden a lo que es necesario. El Congreso de la República tiene asegurado un alto presupuesto, el cual no tiene justificación y solo ha servido para pagos indebidos y abusivos en viáticos para viajes, alimentos, pago por asistencia a sesiones de comisiones, pago de seguro, caja chica, etc. Los Diputados tienen un sueldo y con ello deben cubrir sus gastos de gasolina, alimentos, seguro personal, etc. En un país pobre y con muchas necesidades no se justifica que los señores diputados, que dejan mucho que desear en su labor como legisladores y fiscalizadores, gocen de privilegios con dinero proveniente de un presupuesto nacional que no alcanza para las cuestiones urgentes en educación, salud preventiva y curativa, seguridad e infraestructura. El Congreso de la República no es un lugar para que se enriquezcan los diputados. Debe volver a ser un lugar digno al servicio de la patria. La ciudadanía responsable y la plaza deben exigir la eliminación de éstos privilegios, que solo ellos gozan sin justificación alguna. Las disposiciones que otorgan estos privilegios deben de desaparecer de la Ley Orgánica del Congreso y para ello se debe exigir una nueva reforma a ese cuerpo legal.
2) El Congreso tiene todavía plazas fantasmas; y plazas presupuestadas y por contrato, la mayoría innecesarias. Esto exige que el diputado Taracena, Presidente de la Junta Directiva del Congreso, declare la irregularidad del Pacto Colectivo celebrado con el Sindicato y de inmediato se entre a una negociación que conduzca a corregir esas ilegalidades y además cancelar de inmediato esas plazas anómalas que a favor de parientes, amigos y financistas tienen los diputados. A esto no se le debe dar más larga. El personal del Congreso sería razonable que se integrara con un equipo de experimentadas secretarias que le dieran apoyo a los señores diputados cuando lo requieran; igualmente es injustificable que cada diputado tenga una secretaria para solo él. También es inexplicable que cada diputado tenga un UJIER, (portero o empleado subalterno según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua) para que le haga mandados, le lleve el maletín o le abra la puerta de su vehículo y que éste sea pagado con dinero proveniente del erario público. Sería explicable que haya un pequeño grupo de ujieres para lo que necesiten todos los diputados. Igualmente es inexplicable que cada diputado tenga varios asesores. El Congreso debe tener equipos de asesores en diversas materias y que los diputados puedan acudir a ellos cuando lo exija la materia en que deseen trabajar. Actualmente estas plazas están ocupadas por parientes, amigos o recomendados que en la mayoría de los casos no tienen la capacidad de prestar asesoría alguna en una u otra materia.
3) Al Congreso de la República se le ha planteado la urgencia de reformas a ciertas leyes que se consideran necesarias para restablecer el equilibrio institucional del país, solo por profundas maniobras de corrupción. Las reformas urgentes se relacionan con la propia Ley Orgánica del Organismo Legislativo; la Ley Electoral y de Partidos Políticos; la Ley del Servicio Civil; la Ley Orgánica de la Administración Tributaria -SAT-; la Ley de Contrataciones del Estado, la Ley del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, y otras leyes importantes, reformas que deben ir orientadas a evitar la corrupción y el tráfico de influencias. Tema especial es la reforma del Sistema de Justicia. Se ha manifestado una sorda resistencia de los diputados a aprobar las reformas necesarias. Las reformas en curso de aprobación de la Ley Electoral y de Partidos Políticos constituyen una clara expresión de la resistencia de la clase política a realizar los cambios, ya que se está contemplando reformas orientadas a la democratización de los Partidos Políticos; no se está considerando la eliminación de la lista nacional y la aceptación del voto UNINOMINAL que permita a la ciudadanía votar por personas y no por planillas, lo cual es importante porque VIABILIZARÁ que el ciudadano sepa por quién vota, lo que permitirá además un mayor compromiso del diputado hacia las personas que lo eligieron. Una reforma muy importante es lo referente al FINANCIAMIENTO de los partidos políticos. Se ha vivido una experiencia malsana con el FINANCIAMIENTO privado, lo que ha determinado que el diputado o funcionario electo esté desde un principio comprometido con sus financistas, lo cual pavimenta el camino de la corrupción.
Los señores diputados y el Congreso de la República en pleno deben corregir el rumbo; la ciudadanía guatemalteca lo demanda y la situación política, económica y social del país exige que las INSTITUCIONES funcionen en forma ordenada y eficiente.
*Doctor en Derecho