Pocas cosas se le podrían agradecer al candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, siendo nosotros uno de los países cuyos ciudadanos están siendo permanentemente mencionados de manera ofensiva en su campaña.

Sin embargo, la mención que hace Trump sobre utilizar el poder de la remesa de los “mexicanos” como palanca para pagar su muro, tiene que abrirnos los ojos y le debemos agradecer el llamar la atención hacia un tema tan importante para nuestras economías, y que ha sido el salvavidas para un sistema que no ha tenido que modificarse gracias única y exclusivamente al dinero que envían nuestros compatriotas en el extranjero.

Hay que mencionar también que no es que Trump crea que México es toda América Latina. Lo que sucede es que el elector al que va dirigido el mensaje de dicho candidato, no tiene suficiente materia para hacer una relación que incluya a más de un país, y es por ello que es más fácil memorizar el nombre del vecino que, a la vez, aporta más indocumentados.

No creemos que en realidad pueda llevarse a cabo el plan del candidato, pero sería bueno que nos pongamos a pensar qué será de Guatemala el día en que las remesas, en lugar de incrementar año con año y ser el mayor ingreso de divisas para el país, disminuyan hasta convertirse en una operación mínima de nuestra economía.

Imaginemos el escenario en que generacionalmente los guatemaltecos en el exterior van alejándose del vínculo con sus familiares beneficiarios en el país, y que prefieren invertir en su propio entorno en lugar de seguir enviando remesas. No es imposible que en 15 ó 20 años pudiéramos estar ante un escenario como tal.

El sistema no está listo para hacerle frente a una situación así, y el mercado no podría equiparar con oferta laboral las necesidades de la población ni el Estado estaría en capacidad de ofrecer servicios mínimos que hoy se adquieren de entidades privadas con los recursos de esos héroes en el exterior.

También recordemos que no tienen una Asociación Nacional del Beneficiario Migrante que en caso de que caiga el envío de remesas venga a exigirle al gobierno que haga una socialización de la baja en sus ingresos. Tal es el procedimiento de Anacafé, lejano generador de divisas comparado con la remesa, que quiere socializar la pérdida, pero nunca se socializó ni una mínima porción de la ganancia.

Trump no ha dado mucho a la campaña más que polarización y odio, racismo y clasismo, pero nos ha dado la oportunidad de pensar en ese espantoso mundo sin la remesa, y debemos agradecérselo para empezar a construir un país con condiciones adecuadas sin esos 7 billones de dólares que recibiremos este año. Nuevamente les agradecemos en este espacio a los migrantes por mantener al país.

Artículo anteriorLa importancia del transporte público
Artículo siguienteImpulsan en New Jersey marihuana contra cólicos menstruales