Raymond J. Wennier

Hablamos tanto de que la sociedad está sufriendo constantes cambios, que entra a mi cabeza el preguntarme si esos cambios afectan la esencia de la persona y su papel en la sociedad.

Quiero hoy tratar dos temas, uno, la carrera académica que ha sido conocida como una de las más importantes, en la que sus miembros fueron considerados un valor especial por sus actitudes de dedicación, por demostrar su vocación para trabajar con los miembros de la sociedad; con una serie de adjetivos que se usaron para describir a las personas que ejercían esa carrera, como son conocedor, moral, ético, honesto, prudente, carismático, visionario, influyente en la comunidad, orientador, etc.

Sí, estoy refiriéndome a la carrera de ser “Maestro”. En el DRAE, una acepción del término maestro, es, “Dicho de una persona…: De mérito relevante entre los de su clase”. Otra que me gusta es “Persona que enseña una ciencia, arte u oficio…”

Es increíble la cantidad de significados de una palabra como “maestro”; casi llenan una página del diccionario.

¿Cómo se puede explicar la diferencia entre un maestro de 1960 y otro de 2016? ¿Cuál es el papel de un maestro en la sociedad del Siglo XXI en comparación a uno del siglo pasado? ¿Son iguales las características profundas de un maestro hoy día con los del siglo anterior o son muy diferentes debido a una sociedad en constante cambio?

Me harán la observación de que es imposible que los jóvenes opinen por desconocer lo anterior a su existencia. Pues…ahí está un tema interesante para investigar. La historia nos da la base de formular una visión del futuro que queremos y que necesitamos para atender mejor a la juventud guatemalteca. Sugiero que dediquemos unos momentos tranquilos para reflexionar sobre esta inquietud.

Otro tema que quisiera tratar, es la “Pena de muerte”. Hay muchas opiniones a favor y en contra de la misma. Algunas son porque han reflexionado sobre el tema, otras porque lo han “estudiado” o porque han sido afectados por un crimen que la merece o simplemente por la frustración de no poder actuar ante la violencia que nos afecta y hay otros que opinan por opinar.

El ser humano es social, vive y crece al lado de personas importantes para sus vivencias y de ellas aprende una forma de comportarse. Esas interrelaciones producen una conducta observable y aceptable o no en la sociedad que es la “familia” de todos. Esos comportamientos responden a lo que ven y a lo que viven los niños durante su etapa de crecimiento; si es una constante violencia, ya sea en el hogar, en el vecindario, en la escuela, es lamentable pero muy posible que esas personas cometan actos violentos.

La “Pena de muerte” (física) es una consecuencia rápida para separar inmediatamente al ser humano de la relación social que toda persona quiere gozar (buena o mala).

Una mayor consecuencia podría ser la separación física y psicológica de su campo social. Es decir “Solitary confinement” (aislamiento total), absolutamente cero contacto con otra persona; ninguna forma de comunicación. ¿Será que esta consecuencia, a más largo plazo, le dé tiempo de pensar, reflexionar sobre su comportamiento y poder arrepentirse? ¿Habrá que darles a quienes cometen un crimen punible con la pena de muerte la oportunidad de arrepentirse? ¿No será más castigo el reconocer su delito, arrepentirse, querer pedir perdón y no poder hacerlo porque su castigo ha sido estar incomunicado hasta que muera? Vale la pena reflexionar.

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