Esta semana pareciera que hubiera sido diseñada para ser el espejo de los guatemaltecos y recordarnos lo que tenemos y padecemos. Debemos empezar por decir que somos una sociedad en la que un niño de 11 meses puede fallecer en la calle por desnutrición y que, solo eso, es razón para que nos lamentemos del país que hemos construido.
Pero debemos recordar también que los jueces se han mostrado como lo que son. Tanto en el caso de Aceros de Guatemala donde Miguel Ángel Gálvez se quiere lavar las manos tras tocar el estiércol, porque no quiere seguir en el caso cuando ya exculpó a los principales operadores; o con el caso de la exdiputada y exfuncionaria del gobierno de Colom, Julia Maldonado, donde el juez Aceituno o es ciego y sordo para no valorar las evidencias, o es un corrupto sin medida.
También debemos quedarnos con que somos un país representado por los descarados diputados que tenemos, y que en nuestra cara nos han dicho que no les importa lo que pensamos de ellos, porque al fin y al cabo somos un pueblo que parece no tener los arrestos para demostrarles que ya nos hartamos.
Y lo mismo pasa con un Presidente y gobierno Ejecutivo cuyo mayor logro es su impresionante capacidad de parecerse cada día más a los gobiernos corruptos, oscuros, descarados que hemos tenido. El gobierno nunca entendió que es con hechos que tenían que demostrar que son distintos, pero parece que no pudieron hacerlo porque simplemente son idénticos a sus antecesores.
Y qué podemos decir del futbol, cuando hace una semana un partido nos hizo pensar en tantas cosas buenas, para que luego la dirigencia con sus pésimas decisiones nos enseñaran que seguimos siendo un país sin principios, y las autoridades que son unos aprovechados. Se suponía que «doña Adela» vendría a hacer las cosas de forma correcta. Lamentablemente, como que las mañas se les contagian, y el uso de sus influencias para beneficiar al entorno del mandatario más su presión para arreglar el viaje de jugadores, nos muestra que saben mover las cartas bajo la mesa.
Nos queda de positivo el reconocimiento a la Fiscal General, Thelma Aldana, con quien el Vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, terminó su discurso reconociéndole la valentía y la capacidad de cambiar, no solo a Guatemala, sino al mundo entero.
Y terminamos diciendo que lo que más hemos visto es que la ciudadanía sigue siendo la misma, la calladita, acomodada y sin capacidad de recordarles que prácticamente hace un año, la ley le quitó el poder a quien se creía invencible. Ojala nos equivoquemos, pero este espejo no refleja los faroles que harían falta para que la población obligue a los sinvergüenzas a pagar el costo de sus decisiones.