El trámite era sencillo: El presidente de la Corte Suprema de Justicia envía de vuelta el expediente del caso Rivera al juez contralor porque, evidentemente, no tenía causa alguna. Sin embargo, esta Corte fue electa para eso, es decir, para beneficiar a los actores de los grupos paralelos de poder que han administrado al Estado durante décadas protegidos por un muro de impunidad más grande que el que Trump quiere para los migrantes.

Hay que recordar que este proceso de las cortes, igual que lo que se ha denunciado ya con la nueva Corte de Constitucionalidad, fue advertido a la población como un secuestro más disciplinado de la institucionalidad porque el error de cálculo que se cometió con el Ministerio Público y la CICIG no se podía permitir de nuevo. Y es que muy pocos creyeron que la CICIG y el MP llegarían a cargar a la justicia en el lomo para llevarla hasta donde la han llevado.

Pero no se ha resuelto la situación porque, como decíamos ayer, seguimos teniendo representantes en altos niveles de administración del poder que son verdaderos guardianes de los intereses de la corrupción y la criminalidad organizada.
Volvemos a preguntarnos como lo hicimos en la etapa de elección de magistrados, ¿qué intereses defienden? Recordamos tristemente como al magistrado César Barrientos Pellecer los vínculos de un hijo con un delito de prostitución infantil le terminó acabando la vida, literalmente; pero vemos que Blanca Stalling puede seguir en la magistratura mientras media familia la tiene presa o claramente vinculada a los casos más sonados de corrupción que hay en el país.

Igual en el Congreso donde habrá que ver cómo regresan de su Semana Santa los guardianes legislativos de los mismos intereses. Se imagina usted, si un diputado criminal pelea porque le van a quitar una oficina, ¿qué están dispuestos a hacer si quieren arrebatarles el control de los negocios del Estado y de la impunidad?

Será que no hemos dimensionado como ciudadanía el alcance real de los cambios que requiere el país y, tampoco, los recursos con los que cuentan. Que no nos quepa duda que ayer se sintieron descubiertos y tenemos que sentir repudio al imaginar los rostros de esos electos para impartir justicia pero que decidieron ser pinches guardianes de la guarida criminal.

Y no se van a quedar tranquilos porque tenemos que recordar que todos estos no son más que los peones que usan los meros tatascanes de los grupos de poder paralelo y, seguro, los seguirán utilizando porque no pueden quedarse sentaditos mientras la justicia se sigue fortaleciendo, crece y, ojalá pronto, los alcance para que paguen en prisión el costo de haber condenado al país a la pobreza y la impunidad con tal de hacerse millonarios. Nos toca estar listos, porque seguro nos viene otro intento de eliminar la amenaza que representan la CICIG y el MP.

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