Dra. Ana Cristina Morales

Reconocer a las personas que nos dan aliento en la vida es de considerar prioritario. En ocasiones no observamos tanta gente buena que nos rodea debido a que hemos subvalorado la gentileza del interior de cada persona. Además, la observación de hechos violentos inclina a desconfiar y a no percibir la solidaridad humana.

Es un aliciente en la lucha por la existencia los gestos de amor espontáneos, las palabras generosas que son brindadas con el mayor de los gustos, el de la buena intención de dar cariño y el deseo genuino por el bien ajeno. Para ello, nadie tiene que estudiar, porque estas personas son así de manera intrínseca. No necesitan ostentar una religión, son creyentes de la vida y el amor.

Gente honesta, sencilla y de gran corazón, es posible que conozca más de la vida y del sentir del otro. Porque sus experiencias de vida han influido en fortalecer su empatía, que de manera posible a ellas no les haya sido tan fácil de superar, lo cual también contribuya a su mayor capacidad de resiliencia.

Todas las personas necesitan de apoyo y creer que son observadas como valiosas para los demás. La familia es considerada una primer y obligada red de apoyo. Pero no todas las familias tienen la capacidad de contribuir al fortalecimiento de sus miembros, sino, de manera contraria, un buen número de familias conduce a la disfunción y a socavar la integridad de la persona. Una fuente importante de frustración humana consiste primordialmente en tener preconcebido el rol de apoyo y solidaridad de la familia por el simple hecho de pertenecer a ella.

Los lazos de sangre, las relaciones políticas dentro de la familia se presumen como solidarias entre sus miembros. Y en variadas ocasiones esto solo se queda a nivel de presunción.

Sin embargo, de manera favorable existen personas amigas, conocidas, personas que de manera necesaria no han tenido un rol fundamental dentro de las relaciones sociales de una persona. Pero que son capaces de infundir sentimientos de esperanza, de paz y solidaridad en la existencia de ella.

Personas, a quienes es posible no brindarles el reconocimiento debido por honrar la existencia de otro ser. Al prodigar respeto, afecto y de esta manera, contribuir a la seguridad personal de alguien ante la confrontación de las diferentes situaciones adversas posibles.

Reconocer la existencia y la labor que realizan estas personas es centrarse en la parte luminosa de la existencia. Acostumbrados a ver como es noticia el daño que un ser humano realiza a otro. No se propician momentos y lugares donde las personas puedan informar acerca de la existencia de estas personas solidarias que de manera genuina buscan el bien común.

Así que, el escribir esta columna lleva como objetivo el reconocimiento y agradecimiento a estas personas. Permitir descontaminar las percepciones de desconfianza que suelen circunscribir y que invaden sentimientos. Brindarles gracias por su valiosa participación en la vida de otro ser humano.

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