Gladys Monterroso
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“Lo más importante es no dejar de hacer preguntas”
Albet Einstein

En estos momentos en los que se encuentran discutiendo por parte del Legislativo las reformas a la Ley Orgánica de la SAT, derivado de los casos en proceso judicial, y otros más denunciados, después de diecisiete años de existencia de la institución, todo mundo volteo los ojos hacía ella, y lo primero que se concluyó fue: “Hay que eliminar el Directorio”.

Con el anterior argumento, tanto mi persona como otros conocedores del tema, y que han sufrido las falencias de la institución, no estamos de acuerdo, por varios argumentos entre los que se encuentran los siguientes:

Es necesario, más aún en una institución de vital importancia como lo es el ente recaudador, que exista un ente rector, encargado de diseñar las políticas a corto, mediano y largo plazo de las mismas, conocedores de la temática de la institución, y del área de la ciencia que le asiste a la misma, adicional a lo anterior el mismo tiene forzosamente que ser multidisciplinario, en el presente caso, entre profesionales de las Ciencias Jurídicas y las Económicas, por el espíritu de la misma.

Una institución, de tanta importancia para el desarrollo de las políticas públicas de un gobierno, no puede estar dirigido por una sola persona, ya que daría lugar al autoritarismo, y porque no decirlo, con el paso del tiempo, a la corrupción, tan propia de la mayoría de las instituciones del Estado, por lo que, no se trata de cambios de nombre, tampoco de eliminación del órgano rector, se trata de algo más de fondo, fortalecer la institución no solamente por medio de la ley, también por medio de las personas encargadas de la ejecución de las políticas tributarias, y ante todo dotarle no solamente en papel, en la práctica de lo más importante para que la misma funcione: Autonomía.

La actual ley Orgánica le otorga varios tipos de autonomía, entre estas la financiera, pero en la práctica no ha gozado de ninguna, por ejemplo, y, espero que alguno de los diputados que están trabajando en la Comisión Extraordinaria, que se encuentra conociendo las reformas a la Ley Orgánica de la institución, como mínimo cite al Ministro de Finanzas, y confirme desde cuando el Minfin no traslada los fondos que la ley establece a la institución, así como a otras de vital importancia; desde hace mucho tiempo tengo información, que no les sitúan fondos, no soy dueña de la verdad, es información que me han trasladado.

La SAT como la mayoría de las instituciones, no gozan de la principal autonomía y es la política, desde que el Congreso de la República, el Presidente (Porque el Ejecutivo es un eufemismo) eligen a los funcionarios, es imposible que no se politice una institución, menos aún si son los Colegios Profesionales, ya que para participar en una contienda electoral, desde hace mucho tiempo se necesita dinero, por lo que se debe analizar dentro de las reformas quién elegirá a las autoridades, para que no se repitan las líneas uno, dos, tres, o quien sabe cuántas más.

Por todo lo anteriormente expuesto, si se piensa modificar la Ley Orgánica de la SAT, por compromisos internacionales, ya que tanto el Banco Mundial como el fondo Monetario Internacional, dentro de sus condiciones para que nos endeudemos más (Vaya paradoja) exigió el fortalecimiento de la SAT, y acá no entraron a conocer el fondo del asunto, decidieron como siempre la vía más rápida: Modifiquemos la ley, pero modificar la ley no es la solución más viable, porque en la elección del órgano rector se encontrará como siempre el pecado, los empleados serán los mismos, lo que debieron hacer es un diagnóstico de la situación real de la institución. Se hubieran llevado muchas sorpresas.

Es una lástima que en el país siempre nos vayamos por la vía rápida, y no comprendemos algo muy importante: La ley no resuelve nada, todo lo resuelven las personas, si tienen voluntad.

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