Juan Francisco Reyes López
Quienes gobiernan y dirigen el país deben dedicar, sino todos los días, sí todas las semanas, un tiempo específico a escuchar, especialmente, a quienes tienen mayor experiencia y por consiguiente más madurez sobre la forma de enfrentar y resolver los problemas económicos y sociales del país.
Por escuchar no se paga, incluso no se pierde nada pero al hacerlo se reciben las alternativas y posibilidades de cómo resolver los numerosos problemas sociales que afectan a la mayoría de la población guatemalteca.
Adicionalmente y de preferencia todos los días, de la misma manera que hay que empezar el día pidiéndole a Dios su bendición y la iluminación para desarrollar las actividades de corto, medio y largo plazo del país, debemos preguntarnos como un código nemotécnico, ¿qué voy a hacer?, ¿cómo voy a actuar?, ¿por qué debo tomar ciertas decisiones en el día a día de las responsabilidades de ser Presidente y Vicepresidente de la República, presidente y jefe de bancada en el Organismo Legislativo? Y, también por qué y cómo debo de actuar en mi calidad de magistrado de la Corte Suprema de Justicia, de la Corte de Constitucionalidad o de cada una de las salas y tribunales del Organismo Judicial. La precipitación es una mala consejera; sin embargo, apliquemos el viejo dicho “Vísteme despacio porque estoy apurado”.
La historia del mundo evidencia que el no escuchar consejos ha producido la mayoría de los errores de los gobernantes, que el pensar normalmente los lleva por el camino de la reflexión y como consecuencia por el camino del acierto.
Tampoco se puede pretender que un gobernante delegue su responsabilidad de decidir, su responsabilidad de mandar, fue electo para gobernar y ello implica decisiones, si se equivoca siempre puede cambiar el curso o camino que pensó era adecuado, pero si no se decide, no se equivoca, tampoco actúa y por consiguiente tampoco resuelve.
En la democracia los gobernantes reciben un mandato y por ello mismo les es sumamente conveniente el reunirse periódicamente con quienes les han antecedido, preguntarles porqué tomaron ciertas decisiones y cómo a la luz de la experiencia actuarían y decidirían.
En el mundo no existe una escuela para presidentes y vicepresidentes, diputados o alcaldes, lo que sí existe es la evidencia de que la gestión se realizó bien o que fue regular o mala.
Es más fácil ser recordado por no haber sabido escuchar, por no haber sabido pensar, por no haber sabido decidir.
En las sociedades antiguas el Consejo de Ancianos siempre ha sido fundamental en los gobiernos parlamentarios.
El Primer Ministro es responsable de decidir pero no lo hace sin escuchar y pensar a los miembros del partido y del gobierno del que es parte.
En la época democrática, Guatemala ha tenido ocho gobiernos que por sus decisiones y aciertos la población los califica en las encuestas.
Además, CACIF, desde hace años, la Cámara de Comercio y otras entidades empresariales reúnen a sus expresidentes previo a tomar las decisiones más importantes, procurando así mayor profundidad y apoyo.
¡Guatemala es primero!
Continuará.