Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Con la designación que ayer hicieran los organismos Legislativo y Ejecutivo quedó conformada la nueva Corte de Constitucionalidad. Sin duda alguna hay luces y sombras y mucho se puede decir del pasado de cada quien, pero será el futuro el que nos dirá si los magistrados serán aliados del sistema y de la impunidad o abrirán paso para la verdadera construcción de un sistema en el que prevalezca el Estado de Derecho.

Y creo que si la nueva CC en realidad desea ser transparente, debe tomar la iniciativa que derive en que el Congreso modifique el Artículo 169 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y Constitucionalidad, que reza:

“Causas de incompatibilidad. La condición de miembro titular de la Corte de Constitucionalidad es incompatible con cargos de dirección política, de administración del Estado o de sindicatos y, con el ejercicio profesional.

No es incompatible el ejercicio profesional con el cargo de Magistrado suplente.”. Las negrillas son mías.

Eso quiere decir que los abogados electos como suplentes pueden seguir atendiendo a sus clientes, litigando y por naturaleza incidir en las causas que lleven en lo personal, por medio de socios, asociados, terceras personas o esposos. Si ellos se cuidan las espaldas y no figuran, su bufete puede decir “uno de los nuestros es magistrado de la CC”.

Por tanto, primero urge que todo aquel que accedió a la CC ya sea como titular o suplente y haya estado en el ejercicio activo de la profesión, liste quienes son sus clientes, los de su bufete, los de sus socios, asociados o esposos, para que la ciudadanía pueda estar vigilante al tráfico de influencias.

Segundo, es necesario que, con tanta mora judicial existente, los suplentes tengan los mismos privilegios (prerrogativas), incluido el sueldo de los titulares y por ende, se puedan dedicar en un 100% al ejercicio de la magistratura.

Ya lo decía el abogado Fredy Cabrera en una entrevista, los clientes pagan por la capacidad que tenga el litigante de alcanzar acuerdos previos con los jueces y ¿quien tendrá más incidencia, un abogado X o un socio, conyuge o asociado de un magistrado suplente? Ni digamos si el suplente mismo hace sus vueltas y opera.

Por eso es que ahora no le debe extrañar que muchas de las grandes empresas que están en algún tipo de problema tienen como abogados a un duo dinámico de un ex magistrado suplente de la CC, expresidente de la CSJ y un ex fiscal general, porque los clientes le apuestan que esas credenciales son suficientes par inclinar la balanza, como bien dijo Cabrera.

En virtud que no hay carrera judicial, algunos jueces buscan quedar bien con quien en el futuro puede operar para que lo mantengan en el puesto, quien puede lograr ascensos, o con quién más adelante puede incidir para que algo se resuelva como se necesite en la CC. Amor con amor se paga.

Al Estado de Guatemala le saldrá más barato pagarle a cinco magistrados más, darles personal, seguridad y hasta carro blindado, que dejarlos con las puertas abiertas para que en su posición como suplentes trafiquen influencias y hagan micos y pericos; tanto que dé para pagar fianzas de 4 millones de dólares, entre otros negocios.

Los magistrados que asuman esa discusión, marcarán su paso y podrán marcar un rumbo transparente en la CC.

Artículo anterior“Eco”, el colaborador eficaz
Artículo siguienteUna discusión de fondo