Raymond J. Wennier

En 1962, ya en la universidad, vi que muchos de los profesores seguían, como los maestros de primaria y secundaria, utilizando la estrategia de la memorización de los contenidos de la mayoría de las materias académicas; ante esta situación y de acuerdo a la influencia de varios profesores de pedagogía y metodologías educativas, tomé la decisión de no memorizar contenidos académicos.

En vez de memorizar datos e información, di mayor énfasis a buscar las fuentes de datos e información para tener claro en qué contexto se utilizaba. En ese entonces usábamos libros, enciclopedias variadas, revistas especializadas, entrevistas, trabajos ya publicados por expertos y cuanta información caía en nuestras manos.

En los años de la década de los 70 reforcé esa decisión de no memorizar, en los cursillos que impartí a maestros en los pueblos y aldeas lejanas del departamento de Huehuetenango. Esa actitud de ver diferente cómo debería ser el aprendizaje, fue respaldado por los escritos de Pablo Freire, especialmente su libro “Educación bancaria versus Educación liberadora”. Todos saben de qué se trata, pero en esencia, dice que el maestro al depositar información y datos en la memoria de los alumnos, pueden sacar esas “monedas” en cualquier momento por medio de exámenes, no importa si se sabe el significado o cómo aplicar los datos e información en un contexto real.

Las razones de poner tanto énfasis en cambiar de memorización a razonamiento a lo largo de los años, es porque el sistema educativo tiene muy arraigada la estrategia de enseñanza memorística; por eso hay que ir al otro extremo y decir “no hay que usar la memorización en el aula” y evitar el uso y abuso de ella y por ende el estancamiento de la realización del verdadero potencial de los alumnos. Antes fueron los maestros bien educados los que “sabían” más que los alumnos; hoy día, por el uso de la tecnología y comunicaciones abiertas, son los alumnos, en muchos casos, los que saben más que sus maestros en contenidos académicos.

Hace muchos años el licenciado Francisco Gularte, maestro de grado en la Escuela República de Chile, hizo que sus alumnos memorizaran el significado de las palabras del Himno Nacional. Para este ejercicio fijó un objetivo: Asegurar que entendían el significado de cada palabra importante en el Himno Nacional de Guatemala. Es muy diferente memorizar algo con un fin, como un vehículo para recordar algo con significado, que repetir palabras sin sentido. ¿Cuántas personas conocen el significado de nuestro himno?

Aquí voy de nuevo a la fuente. En este caso es la “Taxonomía de Dominios de Aprendizaje” de Benjamin Bloom que los divide en “Lots” (Lower Order Thinking Skills) y “Hots” ( Higher Order Thinking Skills.

El nivel más básico es “recordar” con algunas palabras para describirlo, como reconocer, reproducir, nombrar, listar, repetir. Para lograr lo anterior, la estrategia, aún utilizada en muchas aulas, es la memorización para devolver “las monedas” en un examen y así poder decir si un alumno ganó o no, una materia.

Estoy de acuerdo en la necesidad de tener datos e información, pero es lo que se hace con ellos después lo que más importa. No hay que cortar la potencialidad de los alumnos.

Queremos que los estudiantes puedan analizar una situación, evaluar y formarse un juicio acerca del valor de las ideas y ser creativo en el diseño de algo con un nuevo significado.

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