Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Si la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos es producto del clamor ciudadano por la corrupción e impunidad que caracterizan a nuestro sistema, no bastan modificaciones como las que ahora están discutiendo los diputados con todo y la importancia que tiene la equidad para lograr inclusión de sectores que han sido históricamente marginados. Lo que pasa es que el problema va más allá, porque se centra en tres aspectos cruciales cuya reforma debe ser irrenunciable aunque no la contemplara ni el Congreso, ni el TSE ni la Corte de Constitucionalidad.

Se trata de la forma de elegir a los diputados en planillas que arman de manera antidemocrática (vendiendo las curules) los dirigentes de los partidos políticos, por lo que hace falta que exista posibilidad de postular por medio de Comités Cívicos y que haya votación uninominal. Se requiere, sin duda, un mecanismo claro de democratización interna de los partidos políticos para que sean verdaderos instrumentos de la participación ciudadana y, por último, no podemos seguir con el mañoso sistema de financiamiento de los partidos políticos vigente que se traduce en el secuestro de la democracia para que el Estado se ponga al servicio de los que dan dinero a los políticos para hacer sus campañas.

El resto de reformas pueden ser útiles e importantes, pero no son las cruciales para resolver nuestro problema de un Congreso que es reducto final, junto a la Corte de Constitucionalidad, de un sistema podrido que alienta la corrupción y la impunidad. Mientras sigamos eligiendo diputados como hasta ahora, el resultado será exactamente el mismo, porque ya se vio que la participación de los ciudadanos con el ánimo de depurar la política fue insuficiente porque no hay forma de que se pueda salir de personajes cuestionados que aparecen en las distintas planillas.

Me parece fundamental que se retome la discusión que hubo en la mesa de trabajo convocada por la Universidad de San Carlos para analizar la reforma del Estado, y que los grupos sociales se hagan presentes con propuestas creativas para salir de la maraña de un modelo que está diseñado para autoprotegerse y que goza, por virtud del resultado de las últimas elecciones, de legitimidad.

La lucha por la reforma del Estado será larga y difícil porque hay muchos intereses en juego, y no será sencillo que los pícaros depongan sus ventajas. Pero la firmeza de la sociedad, más que la intromisión de otros países, tiene que ser la clave para hacer y sostener un modelo a la medida de nuestra idiosincrasia y de nuestras necesidades.

NOTA PERSONAL.
Durante un mes mi columna será irregular debido a que tomaré unas vacaciones. Viajo bastante y paso algún tiempo fuera de Guatemala, pero todos los días estoy trabajando aquí gracias a las maravillas del internet que permite estar conectado, literalmente, durante las jornadas de trabajo. En esta ocasión me afectará el cambio de horario, no tanto como a la Baldetti que no sabía si era de día o de noche, pero lo suficiente para hacerme más difícil estar trabajando cotidianamente. Además, ahora es un viaje de turismo y ello me consumirá la mayor parte del tiempo.

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