Factor Méndez Doninelli

A la memoria de BERTA CÁCERES FLORES, fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, Copinh, reconocida defensora de derechos humanos, dirigente indígena lenca y del movimiento de los pueblos indígenas y campesinos de América Latina, quien hace dos días fue ejecutada por paramilitares hondureños, al servicio de empresas transnacionales.

Por su trabajo de defensa del medio ambiente, BERTA tuvo múltiples amenazas contra su vida, por lo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas cautelares. En 2015, BERTA recibió en Estados Unidos de América, el premio Medioambiental Goldman, que reconoce a quienes defienden la naturaleza.

Múltiples voces, a nivel mundial y nacional, están condenando el hecho, exigiendo al Gobierno de Honduras, que investigue, capture y enjuicie a los autores intelectuales y materiales.

En Guatemala, la Coordinación de ONG y Cooperativas Congcoop, mediante comunicado condena la muerte de BERTA y llama a las fuerzas democráticas del mundo, a promover boicot en contra de las industrias extractivas de Honduras y Centro América.

Condolencias al movimiento indígena y popular hondureño, solidaridad con el Copinh y colegas defensores de derechos humanos en Honduras.

En vísperas de celebrar el Día Internacional de la Mujer, saludo con amor a las mujeres que me rodean y acompañan en la vida, a quienes amo, respeto y me hacen sentir orgulloso, mi madre que descansa en paz, mi esposa, hijas y nietas. A mis compañeras, colegas y amigas, con quienes compartimos el valor de la amistad, la coincidencia de sueños, anhelos y utopías sociales.

Respeto y admiración a las mujeres guatemaltecas, mayas, ladinas, xincas y garífunas, por oponerse a los embates de esta sociedad patriarcal, machista, misógina, inequitativa, racista, discriminatoria, injusta y desigual. A las valientes mujeres de Sepur Zarco, por exigir justicia, verdad y reparación por abusos y violaciones cometidas por militares, durante el conflicto armado interno.

Por ser la mayoría de la sociedad y protagonistas de la historia. Porque son hacedoras de vida. Por su capacidad de resiliencia. Por liderar las luchas populares de resistencia en defensa de la vida, la tierra, el territorio y los recursos naturales. Por oponerse a actividades de extracción minera, construcción de hidroeléctricas y extensión de monocultivos para producción de biocombustibles.

Hago homenaje a las miles de mujeres mártires, víctimas de las políticas represivas y contrainsurgentes de las dictaduras militares del siglo pasado. Entre ellas, recuerdo a Rogelia Cruz Martínez, reina nacional de belleza, capturada, torturada, ultrajada y ejecutada por el Ejército. A Mamá Maquín, dirigente Maya Q’eqchí, ejecutada en la masacre de Panzós. A Rita Navarro, arquitecta, docente universitaria, ejecutada por militares.

A Alaíde Foppa, escritora y poetisa, a Lucrecia Orellana Stormont y María Emilia Figueredo, dirigentes universitarias, a Irma Flaquer, periodista; todas capturadas y desaparecidas por el Ejército guatemalteco.

A las trabajadoras, obreras, campesinas. A las madres abnegadas, dedicadas y orientadoras. A las profesionales que contribuyen a la productividad y la búsqueda del desarrollo. A las funcionarias públicas que cumplen su trabajo con honradez. A quienes operan y administran Justicia. A las maestras, discípulas de Minerva o Atenea. A las colegas periodistas, quienes con su trabajo fortalecen la libertad de expresión. Saludo en general, a las mujeres de este bello país.

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