Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Como manifestáramos en la opinión anterior, es importante y determinante saber cuál es la ruta, cuál es la propuesta que se aplica para obtener un resultado adecuado y positivo dirigido a beneficiar y a lograr que el pueblo, en su gran mayoría, logre mejorar sus condiciones económicas, sociales y por consiguiente acercarse más al bien común.

El Presidente y el Vicepresidente, como funcionarios electos y como las autoridades que presiden el gobierno, específicamente el Ejecutivo, deben encontrarse sumamente atentos y estar seguros que quienes les rodean y asisten como ministros, secretarios, viceministros y subsecretarios buscan de forma ecuánime e imparcial que el país progrese y no que un sector sea el beneficiado.

En esta semana, en uno de los conocidos foros televisivos se entrevistó al catedrático universitario, exviceministro de Finanzas, Erick Coyoy, sobre cuál era su análisis en la formación, en el Congreso de la ley denominada “de protección al trabajo”.

A pesar de la insistencia de los cuatro entrevistadores, el licenciado Coyoy, como si estuviera impartiendo una lección magistral, señaló que la ley era nociva, que contravenía las prácticas mundiales del comercio, que nuevamente evidenciaba que a pesar de más de 25 años de haber existido leyes similares, la misma solo era la renovación de privilegios, especialmente de exoneración de impuestos como el Impuesto Sobre la Renta y otros a favor de un reducidísimo grupo de empresarios nacionales y extranjeros dedicados a la maquila.

Manifestó que era incorrecto decir que estos empresarios se irían a terceros países centroamericanos o del Caribe porque ellos ya lo habían intentado, pero que Guatemala tenía la mano de obra más adecuada, más fina, más especializada para la confección de productos de alta costura y de buena calidad, lo cual no se lograba con la mano de obra de otros países que no tenían esas habilidades, que las tejedoras y las pequeñas manos de las mujeres guatemaltecas habían desarrollado. Que tampoco, en esos países, los empresarios encontraban para ellos, para sus hijos y familias las condiciones de vida, de educación que Guatemala les ofrecía, condiciones que incluso no obtenían en sus propios países.

A ello se agregaba que muchos de estos empresarios habían encontrado la manera de vender, en forma ilegal, parte del producto que maquilaban y por ello era que podíamos encontrar numerosas tiendas que antes no existían en Guatemala, donde se obtenían productos que supuestamente ellos exportaban en su totalidad.

Señaló el licenciado Erick Coyoy que al igual que los maquiladores, ahora se agregaba a las empresas de llamadas internacionales o call center en la exoneración de Impuesto Sobre la Renta y en la concesión de beneficios fiscales, empresas que nunca antes habían estado exoneradas, lo que implicaba que sus utilidades aumentarían, que era fácil comprobar que estas empresas obligaban a sus trabajadores a laborar en turnos de día y de noche, por lo que en lugar de facilitar que sus trabajadores pudieran también estudiar una carrera universitaria, normalmente con esa rotación de horarios se los impedía.

En la conclusión del programa, los entrevistadores reconocieron que la ley no beneficiaba a la mayoría de los guatemaltecos y se convertía de hecho en un nuevo sistema de servidumbre laboral.
¡Guatemala es primero!
Continuará

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