Fernando Mollinedo C.
Los llamados a la cordura, manejo de expectativas (bolas), irrespeto a la población por parte de las autoridades (que prometieron y no cumplen), las justificaciones que pretenden validar la derrota anticipada en las gestiones gubernamentales, el desatino en las declaraciones públicas y entrevistas, son los signos inequívocos, por ahora, que marca la aguja loca de nuestra brújula como indicador político.
A un mes y días de su toma de posesión, el Congreso al servicio de la oligarquía (por unos dólares más) quedó de nueva cuenta exhibido en su incompetencia e incapacidad; los políticos fuera del Congreso, ordenando que sus siervos (diputados) hagan y deshagan leyes a la medida de sus intereses, la población durmiendo aún la siesta de su flautista de Hamelin ni corrupto ni ladrón; mientras tanto… la vida sigue igual.
¿Cuándo publicará el Ministerio de Economía los datos reales del comportamiento de la economía nacional? ¿Cuáles son los recortes presupuestarios más drásticos? Necesitamos la publicación de datos del crecimiento económico, así también del impacto negativo del recorte en las metas oficiales del gobierno pasado y la inestabilidad que producirá a lo largo del presente año.
El problema de fondo radicó en el hueveo de millones de millones de millones del presupuesto público que sigue siendo el principal detonador del crecimiento económico, pues está dirigido – en mi criterio – para favorecer al sector privado nacional y buena parte de la inversión extranjera, por lo que cacarean de incapacidad financiera para estimular la actividad productiva nacional.
Las “reformas” económicas propuestas por: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y el Consenso de Washington para la globalización, fracasaron. E incluso el Tratado de Comercio Libre con Estados Unidos y Canadá, también fracasaron. No soy economista de profesión, pero leo y me entero; después, escribo.
El actual equipo económico debe centrar su esfuerzo en la redefinición e implementación de una verdadera estrategia de conducción interna de la política económica, pues es el responsable de tomar las decisiones operando al tenor de la realidad: los factores de crisis, exigencias internas y externas para regresar a la dinámica de la economía sana; es decir, el flujo natural.
La política económica ha carecido de formalidad pues cada cuatro años se imponen medidas a cuales más estúpidas con el fin de realizar el hueveo inmisericorde que, según ellos, les corresponde por ser afines, achichincles, lacayos, siervos, pajes o sirvientes de los gobernantes de turno en el uso del ineficaz recetario ortodoxo, los responsables de tomar las decisiones no se salen del script estabilizador.
Lo que comienza a analizarse en sectores políticos es la imprevisión gubernamental y se corrobora que la política es el arte de llegar a la gente a través de las pasiones, no de la inteligencia. Oj Alá que la economía nacional ya no sea “violada” por ninguna “Línea” pues ello significaría la comisión del delito de lesa humanidad que afecta a la mayoría de la población. OJ y ALÁ son palabras árabes que significan: OJ: Así lo quiera, ALÁ: Dios de los mahometanos, islámicos o musulmanes.