Jorge Mario Andrino Grotewold.
@jmag2010
Las cuotas electorales se identifican alrededor del mundo como oportunidades para brindar equidad a distintos sectores poblaciones, que derivado de coyunturas políticas o sociales, no alcanzan a tener las mismas oportunidades de representación para el ejercicio del poder. Sin embargo, la equidad es un valor fundamental, que no debiera ser impuesta, sino adquirida con base a capacidades, idoneidad y cultura.
La reforma electoral reciente aún está en discusión amplia en el Congreso de la República, y pareciera que inevitablemente regresará a la Corte de Constitucionalidad para una revisión final de algunos artículos que se cuestionan de parte de los diputados nuevos de la legislatura 2016-2020. Un tema que es objeto de discusión, es la denominada cuota electoral para mujeres y población indígena, movimiento que tiene varios referentes internacionales exitosos y que en Guatemala ha sido discutido durante muchos años. Finalmente la equidad de género y etnia podría conseguirse por ley, en materia electoral. Importante es, que la cuota electoral se da en paridad, es decir, un 50%, algo que en otros países se ha conseguido mediante un proceso largo, iniciando con porcentajes más reducidos.
Sin embargo, y a pesar de que las cuotas electorales son conocidas ampliamente por generar ejemplos de éxito en otros países, es importante mencionar que el proceso no debiera pasar por la imposición a los y las candidatas electorales a diputaciones, sino por una obligatoriedad del derecho de igualdad y democratización de los partidos políticos, agenda pendiente en esta reforma electoral propuesta, y del sistema político del país. La reforma a la ley también debiera incluir no solo diputaciones sino a corporaciones municipales, siendo el poder local el más directo e importante de las comunidades en Guatemala y en cualquier parte del mundo.
Lo cierto es que darle oportunidad a las poblaciones indígenas y a las mujeres para que puedan participar obligadamente en la estructura electoral de los partidos es importante, pero no garantiza mejores resultados. La oportunidad de representar a sus sectores es fundamental, y las expectativas para brindar cambios en políticas públicas desde el legislativo será alta, pero para ello deberán los partidos políticos alcanzar una inclusión democrática de estos sectores en su proceso de gestión política y no solo para la elección. Los electores buscan personas que con honestidad, transparencia y eficiencia generen resultados para el país, sin importar si son hombres, mujeres, ladinos, mestizos o indígenas.
De esa cuenta también reclamarán en un futuro, con igual derecho, los jóvenes, la comunidad LGBT, los migrantes y cualquier otro grupo minoritario o no, intentando garantizar la representatividad, como oportunidad, pero sin que esos perfiles garanticen una conducta transparente, eficiencia en su trabajo y calidad en sus resultados.