*Paula Quiroga Rodríguez
Los déspotas ilustrados buscaban un pueblo dócil y obediente para evitar que surgieran revoluciones como la francesa, fue entonces cuando inventaron el concepto de educación pública, gratuita y obligatoria. La educación aún es un mecanismo para formar trabajadores útiles para el sistema y preservar la jerarquización social. En la enseñanza se transmite un contenido que ha sido seleccionado, así se jerarquizan y se excluyen formas de ver, de pensar, de proceder o de sentir. En esta selección participan el Estado mediante ministerios, oficinas públicas y órganos legislativos, los agentes económicos al demandar perfiles profesionales que modelan los contenidos y los textos escolares que se producen en base a unos intereses.
La propia UNESCO en los Principios del planteamiento de educación, dentro del apartado de prioridades, reconoce que «el concepto del planteamiento integral de la educación cae dentro del planteamiento social y sus métodos están inspirados en las del planteamiento económico». El texto continúa con la afirmación de que el desarrollo económico exige cada día mayores y más variadas cualificaciones porque se necesita una mano de obra y personal capaz de adaptarse, de cambiar fácilmente de especialidad. Y aclara que «para mejorar el nivel de vida o para fines bélicos, la educación técnica y profesional cobra rápidamente importancia y se convierte en la mimada y preferida de los economistas y de los hombres de estado».
La escuela nueva es un movimiento pedagógico crítico que acusa a planteamientos como el de la UNESCO al fomentar la competitividad y la transmisión de conocimientos mediante la memorización pasiva para el alumno. Han surgido movimientos que defienden un sistema educativo que ofrezca reflexiones, debates y diversos puntos de vista. Uno de ellos es el llamamiento internacional de estudiantes de económicas a favor de una enseñanza pluralista. Este fue impulsado en 2014 por asociaciones de estudiantes de Argentina, Uruguay, Colombia, España y México, grupos de más de veinte países se sumaron al proyecto en los dos últimos años. Su objetivo es «que el mundo real vuelva a entrar en las aulas, y que con él el debate y el pluralismo de teorías y métodos. Esto ayudaría a renovar la disciplina y permitiría crear un espacio donde se puedan generar soluciones a los problemas de la sociedad». Los estudiantes han manifestado su indignación ante un sistema educativo en el que parecen más relevantes los beneficios empresariales que el desarrollo social y la conservación medioambiental. Los alumnos del llamamiento creen que «el cambio será difícil, siempre lo es. Pero ya está sucediendo. De hecho, estudiantes de todo el mundo ya hemos empezado a generar cambio poco a poco».
*Periodista