Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá.”
Horacio

He vivido la evolución de la recaudación en Guatemala, desde donde mejor se pueden apreciar las fortalezas y falencias de las instituciones, al otro lado del escritorio, y espero dejar constancia no solamente de mi percepción, sino la de muchos del problema real de la misma.

Veamos, en Rentas Internas se inventaron que había demasiada corrupción en tiempos del PAN, y con el objetivo inconstitucional, de crear un ente encargado de las funciones de fiscalización, recaudación, y cobro de los tributos, crearon la SAT, recordemos la destrucción y compraventa de Guatel, e infinidad de monstruosidades jurídicas de esa época, todo lo vivido nos hizo reflexionar sobre el beneficio del voto cruzado, pero muchos males no se pudieron evitar.

Desde su surgimiento, fue de puertas cerradas para el común de los mortales, tanto es así que se tenía que confesar el usuario con un policía abusivo para hacer una simple consulta con x funcionario.

A los tres años de encontrarse en funciones, se empezó a escuchar sobre problemas de corrupción en la institución, pero no de la calidad de Rentas Internas, y fue aumentando con el tiempo, ya que ésta se trataba de corrupción con mayúsculas, no de cientos, de millones de quetzales, ejemplos sobran, les dejo algunos, la compra de un edificio inservible sobrevalorado, la compra de placas para vehículos, supravaloradas, la devolución de Crédito Fiscal, previo pago de la comisión correspondiente, y hoy arrendan en dólares x cantidad de espacios en Bubai Center.

Con el tiempo se convirtió en un botín político, en el que los inquilinos de Casa Presidencial eligieron a las altas autoridades de la misma no por su idoneidad, si no a los “recomendados” de grupos de interés, y porque no decirlo también de su propio interés, en fin que la institución se prostituyó en parámetros inimaginables.

A nivel micro la misma siguió a puertas cerradas, y cada vez más alejada de su principal objetivo: el usuario, aunque la ley establece que es descentralizada, la misma está totalmente centralizada, aunque existen varias agencias, si tiene que hacer determinada gestión solamente puede realizarla en una agencia específica, es a ojos del usuario un espacio frío, sucio, impersonal, y donde se le trata como a un delincuente, (Cuando muchas veces los delincuentes están adentro).

Adicional a lo anterior rotan al personal constantemente, por lo que así como hoy encuentran un error, mañana ya no es error, pero se afanan en encontrar otro, todo esto y mucho más ha alejado a los ciudadanos de una institución, con noticias de alta corrupción, gris, poco cercana, y nada servicial a la que se llega a dejar el dinero sin resultados a cambio, ni siquiera dentro de la misma.

El lunes leí una entrevista sobre el llamado “fortalecimiento” de la misma, y me asombro toda, como lo siguiente: la creación de un Inspector Tributario, a quien define como un súper héroe ¿Quién lo elegirá? que los empleados tengan la seguridad que si hacen algo ilegal se les va a sancionar pronto, ¿Qué empleados serán? que existan educadores que vayan como misioneros explicando cómo presentar la documentación, ¿Los escucharan como a los misioneros?

Los mitos son creer que en su creación no existieron intereses personales, que fortalecerla es dejar en manos de una persona (inmaculada) su dirección, pensar que si tomamos como modelo el directorio de Australia seremos como Australia, o que el Inspector Tributario va a actuar como en Nueva York y desaparecerá el contrabando y demás males.

Insisto, el problema no es de instituciones, es de personas, y siempre se eligen a las que servirán a alguien, no al todo que es la sociedad, mientras no salgamos del bache, seguiremos con manifestaciones hasta que llegue el fin de este sistema corrupto, que no es que lo quiera, pero puede ser violento.

Artículo anteriorObama presenta su plan para cerrar cárcel de Guantánamo
Artículo siguienteReflexiones acerca de la ONU y OEA