*Isabel Pinillos
ipinillos71@gmail.com

El Papa Francisco llega nuevamente al continente americano, a México, un país cuya ubicación geopolítica es muy importante por ser un lugar de paso y de destino de millones de migrantes.

El hilo discursivo del Pontífice, de formación jesuita hace uso de metáforas y de verdades que deben decirse, que sus antecesores no habían querido confrontar. En todas sus visitas oficiales tiene algo que decir. No anda con rodeos, con sencillez y humildad llega al fondo de los problemas.

Sin duda, este papado ha tenido gran incidencia política en el mundo. En sus visitas a los países, ha dirigido un mensaje especial a los obispos, a los gobernantes, a los laicos, a los jóvenes, y especialmente a todos los grupos vulnerables. Pero su mensaje no sólo es sustantivo, también es verbo, pues poco a poco ha llevado a la institución de la Iglesia la austeridad y la necesidad de ser artífices de cambio en tiempos muy difíciles.

Después de convocar a multitudes de todas las creencias, cautivados por su mensaje carismático, culmina hoy su visita en México en Ciudad Juárez, lugar en donde a diario miles cruzan la frontera para Estados Unidos. En esta ciudad icónica ofrecerá una misa transfronteriza con la ciudad de El Paso, Texas, en donde se espera que acudan cientos de miles de personas separadas por una malla.

La problemática de la migración ha sido un tema central en todas sus giras. Tanto en Estados Unidos, como en Europa y África el Papa Francisco ha hablado sobre la obligación cristiana y moral pero sobre todo humana de acoger al extranjero y refugiado. Hoy el mensaje es para México, un país en donde millones intentan cruzar el tortuoso camino para llegar al Norte.

Lo que hoy viene a decir Francisco también es de gran relevancia en Estados Unidos, en medio de un año electoral en el que el tema de inmigración ha causado una feroz batalla política.
Entre los republicanos, están desde un Trump que ofrece deportaciones “express” a todos los indocumentados mexicanos, porque para él todos somos “mexicanos”, hasta Ted Cruz que olvidándose de sus raíces, tiende a ser implacable con los inmigrantes indocumentados.

Aunque los demócratas tienen una política más humanista, existe gran desconcierto después de que Obama, habiendo ofrecido una reforma integral migratoria al inicio de su gestión y habiendo dictado medidas ejecutivas a favor de 11 millones de indocumentados, su gobierno ha llevado a cabo la mayor cantidad de deportaciones en toda la historia del país y el resultado de su política ha sido la criminalización de la migración.

Entre tanto en el sur, México, aunque sufre los efectos de los migrantes expulsados, se ha prestado a la estrategia de filtrar a los miles de centroamericanos que han desaparecido en el recorrido hacia EE. UU. con el llamado plan Frontera Sur, reforzando la seguridad militar, policial y de aduanas.

Esta visita toca un nervio sensible en Centroamérica y viene a reforzar la necesidad de unirnos para crear políticas regionales que protejan a los millones de personas que buscan en la migración una salida a sus problemas.
Las palabras de Francisco deben resonar hoy en el cielo que compartimos, en ser la voz de aquellos que no pueden ser oídos, y develar las vendas de muchos que no quieren ver. Con palabras dulces se quedará en el discurso, pero con el filo de la verdad, logrará penetrar en las conciencias de los hombres.
*Puente Norte

Artículo anteriorPresidente en Jocotán: No vengo a regañar sino a inspirar
Artículo siguienteLa mujer y la religión