Gladys Monterroso
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“El deber es un dios que no consiente ateos” Víctor Hugo

Nadie dice que gobernar sea tarea fácil, más aún, un país pluricultural como el nuestro, y con tantos matices, debemos comprender que no vivimos en una Guatemala, existen muchas mini guatemalas dentro de este pequeño territorio, y que cada una tiene necesidades y riquezas muy diversas, por lo que, encasillar a todos los ciudadanos en un solo mundo, es equivocado, ya que no somos una cultura homogénea como otras, que teniendo una sola historia, toda la población es unicultural, nosotros no somos así, si a lo anterior sumamos la fragmentación entre ricos y pobres, ladinos y los llamados originarios, entre religiones, somos un país bastante heterogéneo.

Si a lo anterior sumamos otros elementos, como los sentimientos, las creencias, y las propias individualidades, somos un pequeño país territorialmente hablando, pero grandísimo en conflictividades derivadas de tanta diversidad, por lo que las necesidades son diferentes, pero al final se suman en las elementales, y una de estas es la necesidad del cambio urgente de la forma de hacer política.

En política, no existe ni vieja ni nueva política, es una falacia, ya que no se han creado por el momento nuevas corrientes políticas, lo que sí puede llamar la atención, son nuevas formas de aplicar la ciencia de la política, de llegar a consensos, o de atenuar los disensos, pero, la política en sí, no es nueva, la simplemente Política, aunque en el país esta palabra se perciba como un pronombre de algo más interno, las actuaciones de quienes la han opacado, la han derivado en cualquier cosa, menos política en sí.

Viene a colación lo anterior, por la desilusión que se percibe en la población, que no aprecia cambios sustanciales a un mes del gobierno actual con sus antecesores, que un mes es poco tiempo, es cierto, pero la percepción es más de lo mismo, por infinidad de deslices que ha cometido no solamente el Presidente, asimismo sus allegados, parece que no se dan cuenta, que la desilusión va ganando terreno, y que después del empoderamiento de la población, palpable durante, y después de las manifestaciones del año pasado, el ojo crítico de la misma ha virado en este tiempo, y que el actual gobierno, para su infortunio, llegó desgastando en un alto porcentaje a la toma real del poder.

Sumando a un desgaste anticipado, como nunca había sucedido, las desafortunadas acciones del ejecutivo no ayudan en absoluto, a la mal llamada “Luna de miel entre el mandatario y la población”, en el presente caso, no solamente no existió, más aún parece un divorcio antes del matrimonio.

Vemos una población cansada de mentiras y burlas, enceguecida de frustración no analizó su voto, especialmente los jóvenes, que se creyeron que la política tiene edades, y aunque quieran cerrar los ojos, los errores son tan evidentes que hasta un niño los reconoce.

Veamos: El desliz de las medicinas golpeó la salud; la falta de un programa de gobierno es notorio desde la falta de publicidad de los Ministros de Estado; prometer y creer la promesa de la no aceptación de nuevos diputados a los electos fue una ingenuidad y deslegitimada desde antes, ya que no puede existir injerencia entre el Legislativo y el Ejecutivo, por lo que desde la promesa está venía fallida, adicional a lo anterior, de nada sirve viajar en clase económica o donar parte del salario, que solamente se puede hacer a las Onges, ya que para donar al Estado se lleva a cabo todo un proceso en el que participa hasta el Legislativo para aceptar las donaciones, sumado a lo anterior, nombrar personajes cuestionados en las diferentes instituciones son deslices que desgastan más temprano que tarde a cualquier gobierno, más aún a uno que ya llegó suficientemente desgastado, por lo que las pequeñas “buenas acciones” sucumben ante los grandes errores.

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