Julio Roberto Bermejo González
jrbermejo@bermejolaw.com

Señor Presidente: Usted no debe olvidar que el pueblo lo eligió porque estaba harto de la clase política tradicional y con su slogan «ni corrupto ni ladrón» se inclinó por votar a su favor, pero con la esperanza y la exigencia de combatir a fondo la corrupción generalizada que existe y el desorden administrativo. No es posible que se le haya olvidado esta promesa de campaña y que también se le haya olvidado la urgencia de cambios importantes en la conducción del gobierno.

El expresidente Alejandro Maldonado se negó a realizar las acciones urgentes que la crisis institucional demandaba, tal como resolver el problema de la SAT, el combate inmediato al contrabando y la defraudación aduanera, la adopción de las medidas urgentes para contrarrestar esa enorme corrupción en la compra de las medicinas, el conflicto existente en la Dirección Administrativa del IGSS, la adopción de medidas para combatir la delincuencia, medidas para depurar la política nacional y otras cuestiones urgentes.

Era de conocimiento público y no podía ni podrá ignorar el gobierno que la administración pública está sobrecargada de personal innecesario –que no tiene funciones específicas– y de plazas fantasma, corrupción promovida por funcionarios irresponsables y políticos corruptos. Esto constituye una carga irresponsable al erario público y corregirlo es prioritario. No se avanzó en resolver estos problemas, pero no dejan de ser prioritarios, y al gobierno constitucionalmente electo le corresponde afrontarlos porque es urgente estabilizar las finanzas del Estado.

También está en la frontera de la corrupción no atender, al designar funcionarios, a los requisitos de capacidad, idoneidad y honradez. Cuando se designe a alguien para un cargo público, el Presidente de la República debe ser exigente en investigar estas calidades, ya que no puede nombrarse a alguien que no sea capaz, por falta de título profesional u otra calidad; como tampoco designar a alguien que no sea idóneo por carecer de las condiciones necesarias u óptimas para el ejercicio de una función; y tampoco puede nombrarse a una persona no honrada, por carecer de transparencia y de intachable conducta. Ya se han dado expresiones de la falta de cuidado en la atención a los requisitos de capacidad, idoneidad y honradez y esto debilita el sentimiento de solidaridad ciudadana con el Presidente de la República.

Crisis económica nacional y el estado de corrupción a que se ha llegado a nivel de todas las instituciones exige la adopción de medidas inmediatas y no pretender que sea la ciudadanía la que promueva, analice y empuje los cambios. La crisis demanda que el Presidente de la República asuma un liderazgo, porque esa es su responsabilidad. La unidad nacional está en el Presidente de la República y como consecuencia a él le corresponde realizar todas las acciones que la paz, el desarrollo y el bienestar de la población exigen. La ciudadanía reclama y demanda/acción y al Presidente y sus ministros les corresponde conducir al país hacia la obtención del bien común, como fin supremo por el cual se organiza el Estado.

Señor Presidente, usted no tiene suficiente equipo, no tiene partido político fuerte que lo respalde y tampoco tiene una bancada importante en el Congreso de la República y como consecuencia, solo le queda el respaldo de la ciudadanía que votó por usted, ÚSELO.

Doctor en Derecho*

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