Alfonso Mata

¿De qué se trata? De un consenso entre partidos políticos registrados, diputados y cortes, para la reforma de ley electoral y de partidos políticos que marcha sobre ruedas y va y viene, nadie la detiene, pero de lo que el pueblo pidió ya casi nada tiene y entonces cabe preguntarse ¿Cómo ante una crisis evidente de legitimidad y honestidad de muchos congresistas, se les pide a estos que emitan veredicto sobre algo que los va a afectar? Eso es lo más descabellado que cabe. Entre gitanos no se leen las manos.

El consenso con el pueblo entonces: bien gracias, hasta la próxima.

La Constitución. Antes los pueblos y sus gobiernos invocaban en las cosas serias a Dios y con el devenir de la ciencia, éste se olvidó y se le encerró en las iglesias y ahora en la política, es la Constitución el Dios del saber y llevar, pero lo increíble, se trata de una economía de pensar, bajo su amparo se cometen latrocinios y ella sigue allí, sin chistar protestar y mangoneada por el que afloja más. No estoy diciendo que no sirve, es muy útil y está muy bien, pero no en todo es eterna y buena.

¿Qué queda entonces de la ley propuesta por el pueblo? Por supuesto adivinó: lo que no lesiona al sistema e intereses de los que viven y se alimentan de sus irregularidades, de tal manera que la cosa es fácil de escudriñar: La democratización de los partidos y modos de elegir candidatos, eso vuelve al limbo. La representatividad popular vuelve a la basura, y se silencia de nuevo al ciudadano para no ser escuchado ni que pueda decidir. La antidemocracia debe continuar en la organización y funcionamiento de los partidos, eso ni se toca. La toma de decisiones no se negocia, es cosa de economía y finanzas y no del populacho. No da lugar, escribir sobre el papel central de los partidarios en ninguna elección interna y menos de libertad para que lo hagan y congruente a ese libertinaje, no se refuerza su participación en cosas de gobierno ni del partido ni de la nación.

La trasparencia en origen y uso de fondos y recursos económicos dejémoslo por ahí “sin garantizar” El pueblo no entiende, que no se debe husmear, menos garantizar sobre origen, uso y destino de los fondos de los partidos, sean estos públicos o privados, de origen lícito o de otro tipo, eso daría al trasto con la estructura y negocios actuales. El pueblo no se ha dado cuenta ni ha comprendido, que los partidos “son una empresa”, que todo lo que quieren cambiar, atenta contra los intereses extrapartidarios, que son la base y sostén del partido. Así que en eso “machete de nuevo estate en tu vaina”.

El poder judicial y la Corte Suprema, el Tribunal Electoral, custodios de la constitucionalidad, y por ende revisores de los proponentes (el Congreso que a su vez los eligió) respetan a los padres de la patria y por lo tanto, bien gracias lo que el pueblo presentó, ni lo conocieron, saludos y hay nos vemos para la próxima, queda aprobada la propuesta legislativa.

Por lo tanto, la ley -como debe ser según los diputados- tiene más sombras que luces, los lunares de puntos fundamentales como elección de candidatos de los partidos, de diputados en listados individuales y no en bloque, el voto nulo vinculante y su importancia, organización y funcionamiento de los partidos, solo quedan como lunares en la nueva ley, que protege lo perverso de un sistema que pervive.

No digamos lo concerniente a referéndum, plebiscitos, las iniciativas ciudadanas y el derecho de petición; de eso ni hablar, eso se engavetó. Y las partes de revocaciones de mandato por incumplimientos e irregularidades y… responsabilidad legal a los funcionarios que se pedía en la ley. Eso no es de este mundo.

Se trata entonces de que el pueblo: Xo -como escriben los patojos ahora- chitón boca. Para decirlo de otro modo: los propietarios del Legislativo haciendo eco del lema de la Huelga de Dolores, de nuevo nos dijeron: “Aquí está tu son Chabela”. Colorín colorado, la ley la han hecho M….migajas.

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