Francisco Cáceres Barrios
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El buen agricultor antes de depositar la semilla en el surco ha visto si la tierra es fértil y si las condiciones ambientales son propicias para obtener un buen resultado de su siembra. De lo contrario, lo más seguro es que pasado el tiempo y el proceso, su cosecha no sea la esperada. No le quito la razón al titular de la CICIG cuando dijo que en las manos de los diputados al Congreso de la República está el futuro del país, aunque bajo mi punto de vista no debe olvidarse a tantos más funcionarios, jueces o ejecutivos que también lo tienen, debiéndose sumar a la población, porque a todos toca la parte alícuota que nos corresponde.
Sigo dándole la razón a don Iván Velásquez, porque los diputados son los depositarios de la confianza que les dio el pueblo, la pieza clave para construir un mejor futuro para el país. Ellos son los responsables del cambio que andamos buscando, si es que deseamos progresar y lograr nuestro desarrollo. Pero la situación actual no es un pizarrón al que le podamos pasar la almohadilla para borrar que ellos fueron electos bajo el mismo sistema que no ha producido nada bueno para el país, solo ha beneficiado a un pequeño grupo de personajes, quienes menos llenan los requisitos constitucionales de idoneidad, capacidad y experiencia. ¿O se pretende negar la sentencia que no se le puede pedir peras al olmo?
El año pasado tristemente la población no supo o no quiso hacer la presión suficiente hasta lograr cambiar el sistema electoral en el que solo los partidos políticos existentes, por demás interesados y corruptos, han tenido por treinta años el privilegio de elegir a dedo a los candidatos, previo a recibir el pago respectivo pese a tener un negro y largo listado de antecedentes que los inhabilitan de por vida para representar a un sector de la población, importándoles poco no contar con la necesaria formación académica o al menos, una buena y comprobable experiencia empresarial, laboral o profesional que les permitiera demostrar que son capaces de asumir con honestidad el cumplimiento de lo que el señor Velásquez les llegó a pedir el recién pasado 2 de febrero.
De esa cuenta, una vez más estamos ante la posibilidad de cometer el mismo error y garantizar de antemano obtener los mismos resultados, por lo que lo dicho al principio de este comentario resulta la aplicación práctica de la lógica, como el único eficaz procedimiento. Debemos escoger bien el terreno y sus condiciones antes de dejar caer la semilla, para que con el debido cuidado y supervisión por fin podamos lograr una buena cosecha.