Edith González

Hagamos leña el bosque… ¿y qué?

En abril de 1996 el INGUAT inscribió en el Sistema General de Áreas Protegidas (SIGAP) 180 hectáreas, cuatro caballerías, como zona núcleo y área total de la Reserva Natural Privada (RNP) de Cataljí. Teniéndola como propia desde la década de los 80. Por lo que se encuentra bajo su resguardo como un área no habitable, recibiendo la asistencia de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONAP).

La reserva natural Cataljí está en un área de bosques nubosos a 16.4 kilómetros del centro de Cobán donde es posible o era posible observar el Quetzal (ave nacional), otros animales como venados, saraguates y gran variedad de aves y plantas. En ese entonces y un tiempo después, el gobierno mantuvo un importante control sobre esa área, pero en la actualidad un grupo de familias se ha dado a la tarea de talar el bosque protegido como reserva natural privada, sin que las autoridades se hayan dado ni por enteradas, ni por interesadas en realizar su tarea de protección de uno de los pulmones de este país, que ha empezado a colapsar por la desidia y la falta de cumplimiento de responsabilidades de las autoridades del INGUAT y el CONAP, quienes tienen el mandato de cuidar el área protegida de Cataljí y otras muchas, que nos pertenecen a todos los guatemaltecos, por lo que las autoridades no deben permitir que sean utilizadas como vivienda, para tierras de cultivo y menos que se haga leña el bosque, como está ocurriendo en ese lugar. Motivo suficiente para exigir respuesta ante un “tribunal” por faltas en el servicio.

El 27 de este mes DIARIO LA HORA publicó que Rafael Maldonado explicaba que el CONAP “ha autorizado cuestiones que no deberían ocurrir” y es que según versiones del lugar los campesinos aducen que están en el área de reserva natural Cataljí, porque el INGUAT les prometió darles las tierras. Lo que no se hace difícil de creer ante la tolerancia a la invasión y destrucción del bosque, que como digo no es del INGUAT, cuyas autoridades si deben responder por él, sino de todos los guatemaltecos como patrimonio nacional.

Esta situación de invasión del área de reserva, más no protegida de Cataljí no se produce este mes, cuando se plantea una reducción del presupuesto del CONAP, viene de muchos años atrás y no se solventará con el despido de 130 trabajadores o el doble, sino con voluntad por cumplir con el mandato de proteger las áreas de reserva natural.

Mientras tanto quizá sea necesario que los guatemaltecos nos asociemos en “Anónimos bosques” para protestar y hacer que las autoridades responsables cumplan con su trabajo y como dice la Universidad Galileo “convertirse en hacedores de políticas públicas que tengan la capacidad de hacer compatibles el progreso material de la población guatemalteca, con la preservación del ambiente y el clima para la población actual y futuras generaciones”. Porque si bien la tierra es importante para el campesino, la preservación del ambiente es indispensable para la vida de todo el planeta.

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