Eduardo Blandón

Las sociedades son proclives también a las enfermedades. Suelen desarrollar tumores que, de no extirparse, con el tiempo producen cáncer. Para ello, como en el caso de las personas, las sociedades no solo deben estar prevenidas, sino tener mecanismos de curación, para no morir o ponerse en situación de riesgo.

El problema es que hay países descuidados, cuya dieta y vida contenta, los conduce a la obesidad, envejecimiento prematuro y cáncer. Sociedades temerarias que llevan vida de conga. Como la nuestra, que sin darnos cuenta caminamos al desahucio con pie firme. Por ello, conviene tomar medidas inmediatas y disponernos a la cura.

Una decisión vital consistiría en poner a dieta el erario público. No para evitar el gasto público en salud, educación, seguridad y vivienda, sino para cerrar el chorro al despilfarro. Impedir la contratación de burócratas inútiles que llenan las oficinas de gobierno (al estilo del Congreso). Cortar indemnizaciones de magistrados, como la recetada por Alejandro Maldonado Aguirre por cerca de Q. 400 mil.

Otra medida de prevención que podría recetarse la sociedad por razones de salud, consistiría en evitar que lleguen a puestos de elección popular líderes groseros, bochornosos, pícaros y de dudosa moralidad. Muy al estilo de Baudilio Hichos, Arnoldo Medrano, Pedro Muadi, Gudy Rivera, Mirza Arriaga, Delia Back, Mario Rivera, Jaime Martínez Lohayza, Luis Chávez, Emilennee Mazariegos, Luis Rabbé… y también Sherry Ordóñez.

La sociedad guatemalteca debería inmunizarse de virus tóxicos, líderes perniciosos y malignos que contaminan y envenenan las venas del país. Para eso es urgente la creación de un sistema que detecte pícaros y los ponga en cuarentena. Actores no tan periféricos tipo Joviel Acevedo y personajes varios (CACIF), cuya ponzoña e intereses exclusivos deprimen a Guatemala. Creo que es posible una purga para sanar.

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