Lucrecia de Palomo

Empiezan las clases. El ciclo escolar es una espiral sin fin, el estudiante es el tornillo que la provoca. Por razones administrativas y exigencias públicas se hace un cierre cada diez meses, pero la realidad es un continuo. El proceso conlleva una evaluación constante; los cambios necesarios deben hacerse en el momento, no se debe esperar al final. En los últimos años los cambios a los que se enfrenta la educación formal supera cualquier expectativa; retos muy diversos y complejos que deben ser investigados para darles respuestas prontas.

Es fácil estar detrás de un escritorio y dictar órdenes, sobre todo cuando no se tiene el concepto de compartir la educación en un aula con diversidad de educandos. Por ello, yo como directora de establecimiento educativo, cada año elijo uno o más grados para hacerlo. Desde esa perspectiva, puedo sentarme a evaluar con y a los maestros y buscar nuevas estrategias que permitan un ambiente escolar seguro e integral donde se tome en cuenta la mente, el cuerpo y el alma de la comunidad educativa.

El Mineduc, dentro de sus yerros, delega muchas de sus responsabilidades; entre ellas la de investigar y evaluar (recientemente la formación de docentes). Eso viene sucediendo desde los famosísimos Acuerdos de Paz cuando ingresó mucho dinero que se trasladó a instituciones “ad hoc” para hacerlo. Lo cierto es que en educación nacional todo está dicho y sabido. Lamentablemente un estudio dice que la deficiencia está en “A” y debe hacerse “A1” y el Mineduc trabaja en “Z”; muchos proyectos quedan inconclusos y son de bajo rendimiento. Así han pasado veinte años, dos generaciones de chapines se perdieron en ello; pero se sigue.

La incapacidad del Mineduc llega a niveles insostenibles, las causas se entretiene y se trata de echar la culpa a otros de la mala calidad. Las causas son más que visibles: niños desnutridos y como consecuencia retardo de crecimiento, reducción de la capacidad mental, por ende rendimiento deficiente; reducción promedio de 13.5 puntos de CI por falta de yodo y la anemia se asocia a disminución de habilidades cognitiva (más sin embargo se les da una limosna para la alimentación); sobreedad en las aulas, incapacidad de mantener a todos los estudiantes la primaria completa, y no alcanzaría el espacio para seguir haciendo mención a los reales problemas de la educación pública a la que, no se da solución.

Para justificar su fracaso, las autoridades del gobierno del PP le pasaron la chibola de la mala calidad a los colegios aduciendo la causa a las carreras técnicas; solo bachilleres. Durante los cuatro años fue un acoso permanente contra los colegios de clase popular y media, imponiendo condiciones que, por supuesto las instituciones públicas están muy lejos de alcanzar e imposibles cumplir (instalaciones con canchas deportivas, área verde, parqueo mínimo para veinte carros, estudio de impacto ambiental con costos de Q10 mil, etc.). Volvemos a palpar la falta de conocimiento que sobre el sistema se tienen o interese neoliberales. Es hora de evaluar objetivamente y remediar de una vez por todas. La nueva administración tiene en sus manos el ciclo 2016, ojalá sepa dialogar.

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