Claudia Navas Dangel
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Hace cuatro años ocupé el espacio de esta columna para dirigirme al entonces mandatario recién nombrado, esperando que quienes monitorean los medios de comunicación y realizan informes para su despacho tomaran nota de algunas preocupaciones que muchos guatemaltecos tenemos.
Tres años después, en realidad desde mucho antes, vi con tristeza, más no con asombro, que todos esos temas de los cuales hablé, fueron muchos, entre otros más, de los que no se ocupó la administración anterior.
Hoy, de nuevo, escribo en este espacio dirigiéndome a usted Presidente de Guatemala, para externarle mi enorme preocupación por muchas de las cosas que enlutan a este país, el cual ahora usted dirige.
He de decirle para empezar, que usted no me simpatiza, pero no creo que eso sea algo que usted le importe y tampoco está usted en ese puesto para caerle bien a la gente.
Usted, señor Presidente ha sido contratado mediante el voto de muchos para cambiar la forma de operar del gobierno, es decir, para que en base a la honradez, que es una de las consignas que englobó su campaña, verifique mediante la gente que ha nombrado para dirigir las distintas carteras, que el dinero que se recauda –que si bien es cierto, nunca es lo que se espera, sin embargo llegue a donde corresponde, entiéndase hospitales, escuelas, carreteras, para no tener que pedir prestado, pedir caridad ni justificar el no haber llegado a la meta de recaudación para no cumplir con las obligaciones de cada dependencia, dicho así porque promesas, propuestas claras y compromisos de su parte no hay.
Aunque si tomamos en cuenta el discurso que dio durante su toma de posesión, pues si hay ofrecimientos a los que seguramente muchos ciudadanos más les daremos seguimiento. Para empezar está el abastecimiento a hospitales y centros de salud este lunes 18, y tome en cuenta también por favor que quienes trabajan en los hospitales necesitan un salario para sostener a sus familias. No es su culpa que esto esté así, lo sé, pero supongo que está claro que al postularse para dirigir la nación, sabiendo además que el caos impera, tiene claras sus responsabilidades.
También ofreció abrir más consulados en Estados Unidos para ayudar a los migrantes, ojalá que suceda y que además encuentre la manera de que las y los guatemaltecos migrantes cuenten con beneficios como otros migrantes de otros países, cosa que usted ya solicitó al vicepresidente de ese país, sea un tema en el cual ponga empeño.
Habló de educación y ya existe una amenaza de manifestación de docentes para la próxima semana, esto implica que los días efectivos de clases van a empezar a disminuir y nuevamente los niños y niñas serán los paganos de un sistema deficiente, de nuevo, no es su culpa, pero es su responsabilidad desde ayer, no nos traicione firmando pactos con sindicalistas delincuentes, recuerde que los niños son presente.
Por eso mismo, no entiendo su otro ofrecimiento, reducir el 10% de la desnutrición en 10 años, además de ser una cifra pobre y triste, me da miedo pensar que ofrezca por los que vienen, porque obvio que usted no gobernará más de cuatro años y aterra que este plan no se cumpla porque siendo tan lenta la desnutrición, quizá muchos de los niños y niñas que la padecen mueran antes de que se vean cambios.
Lo último que recuerdo de su discurso fue que la corrupción no tendrá lugar en su administración, ojalá así sea, por el bien de todos los guatemaltecos, los que votaron por usted que fueron un montón y los que no lo hicieron pero que trabajan cada día y aportan con ello al desarrollo de un país que parece ir a la deriva.
No estuve en el teatro ayer, de haber estado no le hubiera aplaudido, lo digo con respeto. Soy escéptica, sí y además estoy desencantada de los políticos guatemaltecos, sin embargo, deseo con todo mi corazón, que dentro de cuatro años, cuando usted rinda su informe de trabajo y haya cumplido con lo ofrecido y lo que le corresponde, que esa desilusión y esa desconfianza ya no exista.