Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Hoy toman posesión las corporaciones municipales en todo el país y no puede pasarse por alto la forma en que los gobiernos locales se han convertido en trincheras de la corrupción desmedida que empobrece a los guatemaltecos. Los casos paradigmáticos expuestos por las investigaciones en el período anterior, involucraron a varios jefes ediles de municipios del departamento de Guatemala y permitieron conocer algunas de las mañas que se utilizan para apropiare del dinero público.

Hay que decir que uno de los factores críticos en el tema de la corrupción a nivel municipal está en la reforma que se hizo para permitir y facilitar la reelección de los Alcaldes, fenómeno que no existía en el pasado y que evitaba la articulación de esos enormes cacicazgos que ahora se ven y que se conforman en medio de las sucias maniobras para manejar de manera muy discrecional los fondos del municipio. Fenómenos como el del exalcalde de Chinautla, Arnoldo Medrano, se repiten por toda la geografía nacional porque se trata de vicios propiciados por el mismo sistema y la ausencia de mecanismos de control y rendición de cuentas para atajar los malos manejos. Además, la forma en que se conforman las corporaciones hace que los grupos de oposición tengan muy poca capacidad de fiscalización y se terminan viendo arrinconados a posiciones estériles u obligados a subirse a la mayoría para también ser salpicados con las mieles del poder.

El caso es que ante la falta de una Contraloría de Cuentas capaz de cumplir con sus obligaciones constitucionales se impone la necesidad de una especie de auditoría social que debe ser cada vez más exigente al escudriñar en los manejos presupuestarios de todas y cada una de las comunas que hay en el país. Porque lo que está ocurriendo es cabalmente lo que vemos en la Ciudad de Guatemala, en donde las autoridades edilicias reciben y disponen de un cheque en blanco que se les otorga cada cuatro años sin que exista ni siquiera obligación de impulsar alguna de las promesas de campaña y donde se niega sistemáticamente información al ciudadano y se estigmatiza a cualquiera que se atreva a pedir informes sobre temas financieros.

Obviamente la corrupción es mayor en altas esferas del gobierno nacional, pero no puede ignorarse que si sumamos todo el dinero que se pierde por malos manejos en el nivel del gobierno local, posiblemente estemos hablando de cantidades superiores y de cifras escandalosas en relación a las necesidades de cada una de las comunidades afectadas.

Mientras no entendamos que la corrupción es un problema estructural, enraizado en la sociedad misma y no sólo en el gobierno central, seguiremos siendo presa del vicio porque nos encandilamos con la denuncia de ciertos casos que pueden ser muy escandalosos por notorios, pero que no son el todo del problema.

Yo pienso que es importante que le pongamos ojo, todos los vecinos, al desempeño de nuestras autoridades locales y a la forma en que se administran los recursos municipales porque los mismos se han convertido en jauja para muchos alcaldes.

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