Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Es indudable que los controles migratorios se han incrementado en Estados Unidos y que los guatemaltecos sufren mucho más en su paso por México en ruta al norte, pero aún con esas dificultades el flujo migratorio sigue siendo fuerte, aunque existe una gran preocupación porque las deportaciones están a la orden del día y nuestros compatriotas viven momentos críticos. Ante esa situación de angustia diaria, platicando con algunos migrantes guatemaltecos sobre el futuro, les pregunté si ellos regresarían a Guatemala a trabajar en alguna de las empresas que se planean instalar en los municipios donde se aprobaron los salarios menores al mínimo nacional, actualmente en suspenso por decisión de la Corte de Constitucionalidad, y todos se rieron y rechazaron la idea.

Hay que ver lo que se tiene que rajar el alma un migrante para sobrevivir en Estados Unidos y enviar su remesa a los familiares que dejó en Guatemala. Se trata de personas que en muchas ocasiones desempeñan dos o más trabajos, que no descansan ni los fines de semana y que se sienten perseguidos a toda hora del día, pero prefieren eso a pensar siquiera en ir a trabajar a cambio del equivalente a 253 dólares al mes que es lo que se pagaría en las maquilas si queda firme el acuerdo emitido por el gobierno de Maldonado Aguirre.

Frenar la migración requiere de esfuerzos mucho más serios que el de implementar ese tipo de recetas para el «desarrollo» y el crecimiento económico del país. Porque insisto en que se trata únicamente de hacer que sea el trabajador quien se sacrifique para atraer inversiones y eso, por supuesto, no resuelve los problemas serios de pobreza e inequidad que vivimos en la realidad guatemalteca.

Además, esta semana se publicó un sesudo artículo de Víctor Hugo Godoy en La Hora, en el que se refiere a los compromisos que ha adquirido Guatemala en el plano internacional, no sólo con la Organización Internacional del Trabajo sino con los países con los que se han suscrito tratados de libre comercio. Respecto a éstos últimos, el exconstituyente Godoy explica que así como se prohíbe el «dumping» comercial se prohíbe también la reducción artificial de costos mediante ese tipo de «dumping» laboral y que por ello nuestro país enfrentaría reclamos muy serios porque todo eso está debidamente regulado en los tratados.

Creo que el fenómeno de la migración tiene que ser un gran referente para determinar las políticas de desarrollo nacional, puesto que es indudable que aunque se eleven muros en la frontera de Estados Unidos con México, nuestros compatriotas seguirán buscando futuro en el norte mientras las condiciones que se les ofrecen en su propio país sean tan miserables. Y seguirán siéndolo en la medida en que mantengamos esa resistencia a invertir en el desarrollo humano, apostándole a la salud y la educación de nuestra gente como punto de partida para producir nuevas oportunidades a nuestra gente.

La migración es una muestra de nuestro fracaso social, pero también es la fuente de nuestra capacidad actual de consumo y eso crea espejismos. Pero entendiendo bien el fenómeno, debiera ser el motor de las políticas de desarrollo del país.

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